El calor y la ocasión
Fecha: 04/05/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos
... aquí”, dijo poniéndose una mano en el abdomen. “Mañana vengo por lo de mi suegra, y por otro traguito de Xtabentún”, exclamó antes de darme un beso y salir precipitadamente, dejándome exprimido, desnudo y con una promesa.
Al día siguiente, puntual fue por el dinero que le debía a su suegra. Ella sacó el licor y lo sirvió para los dos. Ya no hubo plática de preámbulo y pasamos a las caricias. Yo le quité el hipil y me desvestí.
—¿Se cargaron estas bellezas? —dijo acariciándome los huevos y brindamos, yo con una mano sobre sus nalgas y ella envolviendo mi tronco con la suya.
—Sí, claro que se cargaron, me diste muchos estímulos en mis sueños —Le contesté y la cargué para llevarla a la cama.
—Yo no pude dormir, pero sí logré convencer a mi marido, quien llegó sobrio por alguna extraña razón, y como yo me quedé con ganas de seguirle…
—¿Qué le dijiste? ¿No se dio cuenta que ya habías hecho el amor? —pregunté al depositarla en la cama con las piernas abiertas y antes de abrirme paso en la ensortijada maraña para probar sus jugos.
—¡Ay, qué rico! ¡Con razón mi marido no pudo decir que no! ¡Sigue, Isaías, sigue! Me quedé con ganas de mamártela y como se parecen tanto la verga tuya y la de él, me la metí a la boca pensando en ti. Cuando sentí que ya se iba a venir, me monté en él moviéndome con muchas ganas hasta que sentí el calor del chorro de semen —me contaba Muunek mientras soltaba los ríos de sus orgasmos y yo los paladeaba como si tomara el dulce ...
... Xtabentún…
Cuando su respiración se normalizó, me subí en ella y la penetré limpiamente. Ahora me moví hasta darle otro orgasmo más y de inmediato la puse “de perrito” para sentir el golpe de sus nalgas en mi pubis y me vine generosamente.
—Bien, ya traigo mi ración de hoy, sólo dame lo de mi suegra porque ya debo irme.
—Quédate un poco más —supliqué.
—Tengo muchas ganas de seguir ordeñándote, pero mañana nos vemos para lo mismo.
—Ojalá que logres una ordeña más en tu casa —le dije, al tiempo que le daba mi ropa de tres días.
Me dio un beso más y salió dejándome encuerado y con la verga flácida.
Mientras yo estuve ahí, unos días tuvo suerte de repetir con su marido y otros sólo se conformó con la eyaculación mía, la cual nunca quiso que fuera en la boca, ¡aunque mama riquísimo! ¡Qué mujer tan hermosa y deseosa de ser madre!
A los diez meses, recibí una llamada en mi trabajo, ¡Era Muunek!, quien con engaños había conseguido ese número telefónico con un primo de ella, el cual Muunek sabía que yo tenía comunicación esporádica. Ella comenzó a hablar de corrido y, después de decir adiós, colgó.
Me dio gusto saber que logró el embarazo deseado y que su marido tomara menos para estar en forma. “Fue niña y se llamará Ixchel”, que según Wikipedia era la diosa del amor y de la gestación, hermana de Xtab, de donde se deriva el nombre de Xtabentún. “No sé si sea tuyo o no, pero ojalá que sea de mi marido, quien sin tu ayuda no lo hubiera tenido. Adiós”.
Bien es claro que ...