1. Con su blanca palidez


    Fecha: 04/05/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la última vez que lo vio; a la mañana siguiente había un nuevo vigilante.
    
    Mientras fregaba, ató cabos respecto al último disparo oído. ¡Había sido el tiro de gracia! Andriy había estado vivo, agonizando a unos metros, mientras, cobarde de él, sólo había sido capaz de llorar por sí mismo. Su estupidez le había matado y además, le había dejado morir como un perro. Podría limpiar la sangre del suelo, pero no de su alma.
    
    La primera vez que el amo Tembo volvió tras aquella noche funesta, estuvo inusualmente amable. Serio, adusto casi, pero amable, lo que desconcertó a Kalu, que procuraba sonreírle como el amo esperaba. Cuando terminó y se recuperó, se sentó y le hizo sentarse a él, para hablar ‘de hombre a hombre’. En un tono conciliador, casi paternal, le manifestó su comprensión y le ofreció ‘visitas’ con las que aliviar sus necesidades ‘de hombre’… «Pero no se te ocurra volver a tocar lo que es mío, porque te mataré —añadió, esta vez con su habitual tono intimidatorio. Él bajó la vista y el amo, dándole un codazo de complicidad, añadió amistoso—: ¿Quieres chicos? ¿Chicas?».
    
    Puso tal cara de sorpresa de que el amo le ofreciera chicas, cuando Andriy las había descartado del menú, que éste dijo: «Vale, chicos pues…», y Kalu creyó notar un deje de decepción en sus palabras, pero estaba demasiado sorprendido por la inesperada actitud de su amo. Sólo después, cuando repasó a solas lo ocurrido, comprendió que el amo se había tomado su affaire con Andriy como un mero desafío ...
    ... hacia él… y que ahora le respetaba por haber tenido el valor de desafiarle.
    
    Había cometido el pecado de jugar con su juguete, y por eso había roto el que él había mancillado, pero en el fondo estaba orgulloso de él y, en premio, ahora le ofrecía otros para entretenerse y que no tocara los suyos. “¿Cómo hacerle entender que para él, Andriy no había sido ningún juguete?”, se preguntó Kalu. Pero era una pregunta retórica; sabía bien que perdería el respeto que se había ganado a un precio tan alto (y quizás la vida) si lo intentaba…
    
    A los pocos días, el sucesor de Chaswe le trajo una ‘visita’: un muchacho de su edad, pálido como Andriy. Kalu fue incapaz de acercarse siquiera a él y le rechazó violentamente cuando el chico intentó acariciarle. Al borde de la histeria, lo echó y le dijo al guardián que no quería más ‘visitas’. Sin Andriy, el sexo perdió todo aliciente para él. Dejó de excitarse con el amo Tembo, aunque procuraba complacerlo como siempre; incluso se acostumbró a ejecutar el ‘arma secreta’ de Andriy, que el amo le exigió a partir de entonces, sin sentir nada especial al hacerlo. Se masturbaba a solas cuando ya no podía evitarlo y lo hacía con furia; la mayoría de las veces sentía más dolor que placer al correrse…
    
    Kalu salió de su abstracción y se dio cuenta de que estaba llorando ante su ama, que le miraba con ternura y le sonreía con la misma sonrisa franca con que le había ganado en el almacén. Se preguntó si sabría fingirla como él, mientras se limpiaba ...
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