1. Con su blanca palidez


    Fecha: 04/05/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hacerlo más llevadero; pero ahora le parecía un sacrilegio apartar su mente de todo lo que no fuera el placer de su dulce ama.
    
    Se imaginó por un instante que ella era él, Andriy, que había cumplido su sueño y se había transformado en chica. Sabía que no era cierto, pero… Cayó en la cuenta de que se estaba apareando con alguien que ni siquiera tenía nombre y le pareció lo más natural llamarla Nadiya. El ama Nadiya. “Tendré que enseñarle mi idioma, también —se dijo—. Siendo pálida, seguro que lo aprende enseguida y podremos hablar, entendernos.” Pero ¿qué le iba a contar? ¿Que era ‘una mujercita’?
    
    Los gemidos de Nadiya le volvieron a la realidad. El ama estaba disfrutando a ojos vista, le abrazaba, se soltaba; se retorcía… y gemía. ¡Cómo le enardecía oírla gemir! La rabia provocada por la vergüenza anticipada de imaginar confesarle su pasado le había hecho acelerarse otra vez, sin darse cuenta. Pero esos gemidos, espontáneos y profundos, le mostraban que estaba en el buen camino y siguió por él, feliz de recorrerlo juntos. La presión de aquel guante maravilloso sobre su polla, sobre toda ella, su húmeda calidez, la locura de su roce increíble, le impelía a moverse en vaivenes cortos (para no salirse) pero muy rápidos.
    
    El cansancio le hacía bajar el ritmo, a veces; pero volvía enseguida a aquella cadencia imposible que conseguía arrancar de la mujer esos gemidos casi salvajes, le producía ese delicioso arrebol y provocaba esos gozosos espasmos que la sacudían a veces, ...
    ... aun a sabiendas de que así, pronto alcanzaría el inevitable punto de no retorno… Cuando el orgasmo le desbordó, empezó a gritar, eufórico: “¡Soy un hombre, ama Nadiya, soy un macho!”. Y se derrumbó, exhausto, sobre ella.
    
    Ésta, agradecida, siguió acariciándole mientras él se reponía. Kalu sintió que había aprobado el examen con nota. “Satisfacerla iba a ser una tarea apasionante; vivir con ella, una aventura maravillosa —soñó—. Había sido un acierto adoptarla como ama”. Quiso corresponder a su agradecimiento llenándola de besos mientras susurraba su nombre: Nadiya, esperanza…
    
    Cediendo a un súbito impulso, le dibujó un corazón en la tripa, y se sintió mal por no haberlo hecho nunca con Andriy. “¿Sólo una vez, y ya le hacía a ella lo que nunca quiso hacerle a él? —pensó—. ¿Acaso sentía por el ama lo que sintió por él?”. No, claro que no; pero Andriy estaba muerto hacía tiempo y ella estaba viva entre sus brazos. Y (¿por qué no?) tenía la esperanza de llegar a sentir por aquella mujer lo que una vez sintió por él. Su Nadiya, su esperanza. Se dijo que nunca más se avergonzaría de expresar su ternura. No con ella.
    
    El ama Nadiya empezó a jugar con su flácido pene y sus testículos, como le gustaba hacer a Andriy, como nunca hizo el amo Tembo. Era su ama, pero no le importaba rebajarse a su nivel y ser su compañera, jugar con él de igual a igual. Esa constatación le agradó aún más que sus caricias. Ella tomó la mano del chico y la llevó a su oquedad. ¿Para qué? Allí no había ...