1. Vivi, Joha y yo


    Fecha: 06/05/2024, Categorías: Bisexuales Autor: rickmaster16, Fuente: CuentoRelatos

    Vivi le decíamos, se llamaba Alvaro. Era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y procuraba salir de él tanto como pudiera. Llevaba el cabello largo pintado de rubio, se ponía maquillaje, caminaba y actuaba como una mujer. Al hablar con él tenía una rara sensación de tener un hombre al frente pero estar interactuando con una chica, su voz era suave y amanerada, sus movimientos eran delicados. Solía hacer shows de transformismo actuando como Madona en un bar gay de la ciudad, era todo un personaje.
    
    También estaba Johanna, Joha le decíamos, era una chica de 32 años, flaca, bonita, de cabello negro y un par de tetas grandes que contrastaban con el resto de su delgado cuerpo. Trabajabamos juntos en un proyecto, Joha, Vivi y yo. Por aquel entonces tenía 23 años y estaba entregado a la fiesta y a las drogas. Cargaba en mi bolsillo con una bolsa de cocaína para acelerar los momentos, ellos no lo sabían aún, pero lo sabrían pronto.
    
    Mientras hacíamos nuestras tareas diarias sentados cada uno en frente de un computador, Vivi practicaba sus pasos de Madona a nuestras espaldas, bailoteaba por todo el salón postergando su trabajo, me parecía pintoresco pero nada más. Joha y yo tuvimos una conexión. Un día me invitó a una reunión con sus amigos, eran una pareja que vivía en un apartamento cerca de nuestro lugar de trabajo. Estábamos tomando vino y charlando y en algún momento de la reunión tomé una hoja de papel y le escribí “¿podría besarte?”
    
    Aquello le pareció muy ...
    ... romántico y ese mismo día al despedirnos me plantó un beso con sus gruesos labios. A partir de allí empezamos un amorío silencioso del que nadie sabía. Yo era bastante ingenuo, ella me mantenía a punta de besitos y caminatas de la mano pero nunca teniamos sexo. Siempre que llegábamos a un punto de excitación extrema por andarnos besando y cuando yo trataba de tocarla ella me esquivaba y se iba. Llegaba a mi casa y me reventaba a paja pensando en la posibilidad de meter mi verga entre sus abundantes tetas y correrme sobre su cara.
    
    A la hora del almuerzo salimos a un centro comercial cercano. A medio camino había un motel medio de mala muerte. Aquella zona en las noches se atestaba de prostitutas de todos los tipos y ese lugar era el elegido por los morbosos y borrachos para ejecutar la faena con la puta de turno. Bromeabamos de aquel lugar y un día apostamos para adivinar qué valor tenía un cuarto por una hora allí.
    
    Íbamos caminando y sin mediar palabra Joha me tomó de la mano y me jalo hacia aquel lugar de perdición, Vivi vino tras nosotros. Llegamos a una recepción que era una ventanilla adornada con una luz de neón rosada. Joha preguntó qué valor tenía una hora y además cuánto costaba meter a una persona extra. La chica de la ventanilla nos miró, éramos todo un equipo, una flaca tetona, linda y elegante, un chico joven y simpatico y un gay que al momento parecía más un transexual. Nos dio el valor y nos retiramos riendo. Al salir del lugar todos los transeúntes nos veían, ...
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