1. En mi ruta de Mountain Bike


    Fecha: 06/05/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos

    ... ajustados y culottes, también, totalmente ajustados.
    
    Es un espectáculo visual. Incluso diría que, alguna puede ir a buscar algo más que realizar una actividad deportiva. Recuerdo que vi, hace un mes, a una chica de unos 19 años, aproximadamente, con un culotte claro tan ajustado que se le marcaban totalmente los labios externos de su vagina. Recuerdo que cuando la vi, pensé, coño si esa chica no lleva bragas, y tuve que hacer un esfuerzo para no darme un trastazo con la bici.
    
    Precisamente esta semana, todavía apurando los últimos días de vacaciones, realizando una de mis salidas en esta ruta, que suelen ser por la mañana, temprano, y cuando el sol (si lo hay) es suave, me cruce con una runner, o en este caso diría que era más una paseante, porque no corría, iba caminando.
    
    Era una chica de unos 22 años, piel clara, cabello ligeramente ondulado (por debajo de los hombros), ojos claros, esbelta, 1,70 de estatura, aproximadamente.
    
    Sobre todo, me llamó la atención que vestía con una falda de tubo, un palmo por debajo de la rodilla y con apertura lateral. Con camiseta blanca ceñida, pero no excesivamente. Era un atuendo muy de ciudad para estar caminando por esta ruta.
    
    Como es habitual, yo con mi casco, gafas (en este caso transparentes porque estaba nublado), maillot (un poco llamativo…) y culotte, y por supuesto la bici.
    
    Cuando la vi, primero a unos veinte metros de distancia, me llamó la atención, tanto por su silueta como por su vestimenta. La miré a los ojos ...
    ... y sostuve la mirada cuando estuvimos uno a la altura del otro. Para mi sorpresa, ella también me miró fijamente a los ojos (con una mirada que transmitía curiosidad) y mientras andaba y yo pedaleaba sostuvimos nuestras miradas unos dos o tres segundos, hasta que pasé de largo y la dejé atrás.
    
    Pensé, que chica tan guapa, si podría ser mi hija... Era realmente guapa y tenía una mirada cándida como angelical. Por eso me sorprendió su arrojo al mantener la mirada fija en mí. Esto no suele ser habitual. Las miradas (en este tipo de situaciones), si se dan, a menudo suelen ser fugaces, evitando el compromiso que pueden llegar a implicar si se mantienen.
    
    Llegué a mi casa, me duché, desayuné (suelo salir sin comer nada y en mitad de la ruta como una fruta y una barrita energética) y abrí el ordenador para responder algunos mails y estar al tanto de novedades/incidencias del trabajo. En este caso no tuve que hacer ninguna llamada telefónica. Aunque estaba apurando los últimos días de vacaciones, siempre tengo que estar conectado por lo que pueda pasar.
    
    El resto del día lo pasé haciendo las cosas habituales en estos días de ciudad y habiendo dejado atrás los días de playa y sol: comer con la familia, ver alguna serie de Netflix o HBO (es decir permitiéndome el gusto de holgazanear…) que son las aplicaciones que suelo utilizar, hacer la compra de la semana (es el día de la semana que suelo realizarla), leer y releer algún libro, etc.
    
    A la vez que hacía estas cosas no dejaba ...
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