El novio de Rafaela (parte 2)
Fecha: 07/05/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos
... mojar mientras me vestía. Terminaba por poner un vestido de niña buena para esconder nuestro secreto y un par de tacos. Me ponía frente a él, levantaba mi vestido y lo dejaba deleitarse de mi excitación con un par de lenguazos. Salíamos, sabiendo que íbamos a cachar rico regresando a casa, y probablemente empezar en las escaleras del edificio donde vivíamos. Aquellas noches, mi novio no se perdía una ocasión de tocarme discretamente, lo que me calentaba mucho. Me acuerdo que una vez, en una discoteca, mientras estábamos apoyados de espalda en la barra mirando la sala llena, había pasado su mano discretamente debajo de mi falda por atrás y había acariciado mi sexo. No le había sorprendido encontrarlo húmedo y, sin dejar de mirar a la gente que bailaba, fingiendo un aire distraído, había chupado sus dedos, como si acabara de agarrar un pastel lleno de miel…
Volviendo a pensar en esta escena, les dejo imaginar que, al subir en el carro de Lionel, estaba exageradamente excitada.
Manejó hasta el pueblo vecino que quedaba a unos quince minutos. En el camino, conversamos tranquilamente de la calidad de los vinos de la región y de nuestros gustos respectivos. La tensión sexual entre nosotros no se había atenuado para nada con nuestra masturbación simultánea en las colchonetas. Al contrario, nos teníamos unas ganas tremendas que escondíamos debajo de un falso debate sobre el Cabernet. Volví a pensar en un viaje en carro que se había convertido en una mamada memorable con uno ...
... de mis amantes. Ahora que había visto a Lionel masturbarse furiosamente y que había descubierto su verga, me moría por tenerla en la boca. Si hubiera agachado mi cabeza hacia su entrepierna, estoy segura de que la hubiera encontrado perfectamente parada. Mi vestido se había apenas levantado debajo de mi culo y sentía que mis labios íntimos tocaban el asiento. No pude resistir a la tentación de hacer un par de movimientos de caderas discretos para sobarme, lo que lamenté apenas llegamos. Me levanté para salir del carro y Lionel miró mi asiento en lo cual había dejado una marca brillante y viscosa. No tuve tiempo para sentirme incómoda cuando me di cuenta de que un bulto consecuente desformaba su pantalón.
—Nunca vi a alguien apasionarse tanto por defender un tipo de cepa… —me dijo, burlón.
—Yo tampoco —le contesté, sonriendo.
El vendedor de la bodega nos entregó una carretilla con una cantidad desproporcionada de cajas de vino. Lionel reía, Rafaela era definitivamente loca. Su encomienda no era para las cien personas invitadas, no, había por lo menos para el triple. Cargamos las cajas en el carro, tratando de ordenarlas lo mejor posible para que entraran todas. En este Tetris tamaño humano, felizmente fuimos buenos. Agarrando las últimas cajas, me agachaba bastante, aprovechando la excusa de lo bajo que era la carretilla para dejar a Lionel adivinar la curva de la parte baja mis nalgas, descubierta por mi vestido. Sabía que me veía y me gustaba dejarle la duda de si ...