1. Disfrutando de un vecino mirón junto a mi sumiso


    Fecha: 09/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... lado, te dije:
    
    “Mi amor, mira quién está aquí. ¿Le reconoces, verdad?”
    
    Inmediatamente sentí que te ponías rojo de vergüenza, y sin esperar nada, te dije:
    
    “Dice que soy guapa y me está pidiendo tomar una cerveza, cariño. ¿Qué te parece?”
    
    “Me parece genial, mi amor… pero acabamos de pedir la comida y las bebidas. Si quieres podemos tomar algo con él por la tarde/noche”.
    
    “Ya, tienes razón. Pero es que estoy un poco cachonda, ¿sabes zorra? Vamos a hacer una cosa. Nosotros nos tomamos los nachos y las bebidas, y tú pides algo para ti. A partir de ahora, quiero que te coloques a mi lado y no quiero escuchar ni una palabra de tu sucia boca de zorra. ¿Vale mi amor?”
    
    Por respuesta, asentiste con la cabeza y te colocaste a mi lado. Fue divertido ver cómo le pedías una cerveza con señas al camarero, que nos miraba a los tres sin terminar de entender bien lo que estaba pasando.
    
    Estuve un rato charlando con el vecino. Era alemán, y hablaba un inglés básico, pero no me importó demasiado. Debía medir cerca de dos metros, lo que me hacía sentir una niña a su lado con mi escaso metro cincuenta y ocho. Pero sabes que adoro follarme a hombres que me doblan en tamaño y ponerlos a mis pies para hacer con ellos lo que quiera. A medida que la conversación avanzaba, nuestro amigo fue lanzándose más y más. No se cortaba al acercarse a mí para susurrarme cosas al oído mientras se pegaba a mí, y creo que le sorprendí deslizando una mano a su entrepierna.
    
    Te quedaste mirando y ...
    ... apretando la mandíbula. Pude ver la excitación que te provocó ver mi mano apoyada en su ingle. Te quedaste mirando la mano sin moverte ni un centímetro, y entonces, sonriéndote la metí debajo de su bañador y comencé a palpar su polla. Estaba morcillona, pero tenía un buen tamaño y riéndome, te dije:
    
    “Mi amor… tengo muchísimas ganas de follármelo. Vete subiendo al apartamento. Te desnudas y arreglas bien la habitación. Cuando esté todo perfecto, quiero que te quedes de rodillas en la puerta, con tu collar de perra en la boca esperando nuestra llegada. ¿Todo claro, preciosa?”
    
    Bajaste la mirada por respuesta y apurando la cerveza que habías pedido, subiste al apartamento para cumplir mis órdenes al pie de la letra. Pasados diez o quince minutos entramos en el apartamento. Ulf, que así se llamaba nuestro vecino, se quedó quieto al verte de rodillas, pero yo, sin decir nada y sin mirarle, te coloqué el collar y sin tener que darte ninguna orden, comenzaste a lamer mis pies, apoyando tu cabeza contra el suelo.
    
    Me encanta sentir tu lengua en mis pies, pero estaba muy cachonda y tenía ganas de follarme a ese alemán de casi dos metros de altura, así que te dije que lo desnudaras para mí. De rodillas frente a él, le quitaste primero el bañador y pudiste ver a escasos centímetros de tu cara una enorme polla a media asta, apuntando a tu boca. Después de ver tu expresión, no pude evitar sonreír y decirte:
    
    “Menuda polla, ¿no mi amor? Me muero de ganas de probarla. No te preocupes ...
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