1. Disfrutando de un vecino mirón junto a mi sumiso


    Fecha: 09/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... por la camiseta. Yo se la quito. Vete a por un condón y prepáramelo”
    
    A cuatro patas te dirigiste a la mesita de noche y volviste con un condón en la boca. Yo le indiqué a Ulf que se tumbara en la cama, dejando las piernas fuera, y los pies todavía en el suelo. Él no puso ningún impedimento, y se colocó como le había dicho. Entonces me subí a la cama y me senté en su cara… dejándole el coño a la altura de la nariz, mientras mis manos estaban apoyadas en sus muslos. Era una vista maravillosa. Venía cómo le colocabas el condón, y desenroscabas vuelta tras vuelta hasta llegar al final.
    
    Entre gemidos por el buen trabajo que Ulf estaba haciendo con su lengua, te susurré:
    
    “Vamos, cariño. Cómete esa polla para mí. Sé que lo estás deseando. La quiero bien dura, porque me muero de ganas de follármelo. No tardes o tendré mi primer orgasmo en su boca. Agggh. Joooder qué bien me lo come, mi amor. Lo hace mejor que tú, zorra”.
    
    Sentí tu orgullo herido. Te encanta ser el mejor en todo, y te humilla ver que otro me da placer igual o mejor que tú. Te veía comerle la polla y no pude evitar correrme en la cara de Ulf, mientras le decía:
    
    “Don’t stop until I tell you to stop”
    
    Nuestro vecino emitió una especie de afirmación gutural mientras seguía comiéndome el coño y yo te veía esforzándote por tragarte toda su polla. Pero no podías. Era muy gruesa, aunque no especialmente grande (obviamente más grande que tus ridículos 11 cm), así que en un momento dado te dije:
    
    “Pedro. ¿Me ...
    ... ayudas a follármelo, preciosa? Ahora. No quiero esperar un minuto más”
    
    Mientras masajeabas su polla para que no perdiera su firmeza, sentiste como moví mi cuerpo de su cara a su cintura, siempre dándole la espalda. Agarraste su polla y la introdujiste en mi coño quedándote a escasos centímetros. Pudiste ver en primicia como su polla desaparecía por completo dentro de mi coño, mientras no pude evitar soltar un gemido.
    
    “Ohhh… mi amor. Es súper ancha… mmm… me encanta, cariño. Disfruta de este polvazo, zorra. Te lo dedico. No te muevas ni un centímetro de donde estás”.
    
    Estuve follándomelo más de veinte minutos. Apenas cambié de postura. Adoro poder mirarte mientras me follo a otros hombres. Siento perfectamente cómo aprietas la mandíbula mientras escuchas mis gemidos, mientras ves mis ojos en blanco. Siento cómo te humilla, pero también cómo disfrutas de mi placer. Adoras verme follar con otros. Me lo has dicho muchas veces, y esa tarde estaba dispuesta a disfrutar de nuestro nuevo amigo.
    
    Creo que me corrí seis o siete veces antes de que él llegara al orgasmo por primera vez. No salió de mí ni un instante. Estaba encantada del aguante del alemán, y cuando por fin se corrió, me levanté un poco y le quité el condón. Hice un nudo y con una seña te llamé para que te acercaras. Sin decir una palabra, abriste tu boca y deposité el condón con mi sabor y su leche caliente en tu boca. Estaba agotada y me tumbé en la cama, abriendo mis piernas de par en par. Obediente como eres, ...
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