Pedro y Lindsay. Un inmigrante cumpliendo el sueño americano
Fecha: 10/05/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Lalo Wilhelmy, Fuente: CuentoRelatos
... alguien vive aquí?” Esto no es una casa sino una verdadera mansión de lujo” a pedro normalmente le tocaban trabajos en corporativos, centros comerciales y parques, pero esta era su primera vez en una mansión, con acceso a la piscina sonaba demasiado tentador.
¿Cuándo llega se coloca junto a un comunicador y se escucha una voz femenina diciendo “are you the gardener? (¿eres el jardinero?)” y contesta con un acento muy peculiar y latino “That´s right, i´m the gardener, Mr. González has sent me to finish some gardening and cleaning work that the Walker family has requested (así es, soy el jardinero, el señor González me ha enviado a terminar unos trabajos de jardinería y limpieza que la familia Walker ha solicitado)” y replican “órale que bien, otro paisano, entra por favor”.
De pronto unas puertas metálicas se abren para dar paso a Pedro y por fin pudo visualizar por primera vez como es una verdadera mansión por dentro, los jardines, las esculturas de piedra, la cantera en las paredes, la gran piscina, los muros enormes que acorazaban y daban privacidad a la propiedad y en un segundo él ya formaba parte de todo eso. El mayordomo le dio las indicaciones de cómo se debía de trabajar, hora de descanso, funcionamiento de la bomba de la piscina entre otras cosas. Dejó algunos árboles podados a la perfección, la piscina quedó cristalina y todo de una manera muy veloz y eficaz, ese acto dejó a la señora Walker complacida por lo que le sugirió al mayordomo contratarlo de ...
... planta y de manera independiente. Esto dejó a Pedro atónito y contento pues ya no tendría que trabajar para el gordo mamón pues consiguió trabajo seguro y felizmente se fue a casa.
Al día siguiente regresó a la casa de los Walker a seguir con el mantenimiento de la mansión, cuando cambiaba unas mangueras de la bomba de la piscina ahí apareció, Lindsay Walker, la única hija del señor y señora Walker, con 19 años disfrutando su año sabático antes de entrar a la universidad de Harvard, con un diminuto bikini y un pareo casi transparente que no dejaba nada a la imaginación, delgada, piel blanca, tal vez 1.65 metros de estatura, cabello rubio desde sus puntas, unos ojos más azules que el mar, unos pechos bastante pronunciados, tal vez operados, una curvilínea que llegaba a la gloria de sus caderas y sus piernas marcadas por sus clases privadas de spinning.
Independientemente de ya haber visto mujeres hermosas en la ciudad, ella cumplía con las expectativas físicas de lo que Pedro buscaba en una mujer por lo que no pudo evitar tener pensamientos pervertidos en su cabeza e imaginarla sin las pocas prendas que llevaba puestas, pero sería lo más estúpido intentar algo pues el trabajo que siempre quiso había llegado a su vida. De cualquier manera, la saludó y de forma despectiva Lindsay solo volteó su cara hacia una revista de moda y lo ignoró.
Pasaron las semanas Y Pedro se había percatado que Lindsay salía con un productor de música, un tipo joven, drogadicto pero adinerado, un ...