1. La chica nueva de la boutique


    Fecha: 11/05/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: beck the ripper, Fuente: CuentoRelatos

    ... tentación. Y después de meditarlo unos momentos, me dijo:
    
    —Está bien, mi amor. Vamos. Perdóname por esta escenita.
    
    Esa noche la pasamos increíble, tanto que hicimos el amor como hacía semanas que no lo hacíamos. Sin embargo, esa noche (omitiendo los fuertes ronquidos de mi esposa) había algo que no me dejaba dormir: No podía dejar de pensar en la chica nueva de la boutique.
    
    Tres días después, regresando del trabajo, pasé por la calle Madero, donde estaba el local de la boutique que rezaba en letras rosadas: “Denise Design”. En ese momento salió de ahí la joven de la vez pasada. Selene. No podía olvidar ese nombre que de por sí sonaba sensual.
    
    Caminó frente a mí; y yo, hipnotizado por esas hermosas caderas, la seguí, ignorando que debí dar vuelta una cuadra atrás. ¡Dios mío, qué mujer! Su larga coleta ondeaba de derecha a izquierda a cada paso, como el péndulo de un viejo reloj. Selene llevaba una blusa café oscuro y un pantalón beige muy ajustado. La punta de la coleta terminaba justo donde empezaban sus nalgas.
    
    “¡Qué buenas nalgas!” pensé y agregué para mi deleite: “En verdad, tus dos colas me gustan.”
    
    Entonces ella se volvió.
    
    —Disculpa, ¿me estás siguiendo?
    
    —¿Qué?... No, perdone, señorita.
    
    —Perdóname tú a mí, creí que me estabas siguiendo.
    
    —Eh… no, no, perdona.
    
    Y volví en mis pasos. Me sentí tan idiota hasta que llegué a mi casa. Y durante toda la noche, mientras Karen roncaba sonoramente, no dejé de pensar en la chica nueva de la ...
    ... boutique.
    
    Llegó el siguiente fin de semana. Mi esposa no me pidió acompañarla esta vez, así que actué con astucia. Le escondí las llaves de la casa antes de que saliera y luego la alcancé en la boutique. Cuando entré la estaba atendiendo su estilista de siempre, Lindsay.
    
    —Oye, mi amor. Se te han olvidado las llaves. — anuncié y me senté en uno de los sofás.
    
    Ella me miró un poco sorprendida. Luego comenzó a reír.
    
    —Héctor, ¿no te diste cuenta que eso no importa? Tú pudiste abrirme la puerta cuando yo regresara.
    
    “¡Qué estúpido!” “Parece que la verga no es lo único que se te sobre calienta, grandísimo idiota”.
    
    —Eh… sí, bueno, pero… es que yo iba a salir… — salvé la situación — a comprarte unos brownies, gordita.
    
    Karen se ruborizó al escucharme llamarla así. “Qué pena enfrente de ellas” debió haber pensado. Karen no estaba gordita, solo un poco llenita, pero es verdad que últimamente no hacía mucho ejercicio.
    
    —¿Quieres esperarme, amor? Y vamos juntos al café — me sugirió.
    
    —Sí, gordita.
    
    “Por cierto, ¿dónde está la chica nueva, señora Denise? Ajá, la buenota”.
    
    —Señora Denise, ¿me permite pasar a su baño? — pregunté sólo por decir algo.
    
    A ella no le gustaba que le dijeran señora, ella era Miss Denise, porque se sentía la más joven y guapa de la ciudad. Pero a mí me importaba poco. Me señaló el cuarto del fondo y me levanté.
    
    —De hecho, está ocupado. — me advirtió Lindsay —. Está la chica nueva.
    
    En ese momento salió ella. La mujer que me privaba de mis ...
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