1. La chica nueva de la boutique


    Fecha: 11/05/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: beck the ripper, Fuente: CuentoRelatos

    ... sueños e invadía mis pensamientos. Selene. ¡Dios! ¡Qué mujer tan perfecta Selene!
    
    Llevaba una blusa negra ligeramente escotada, una mini falda azul bastante entallada y zapatos de tacón con correa. Me miró y me dijo:
    
    —Hola. Tú eres el que me seguía el otro día, ¿no?
    
    Fue mi turno de ruborizarme. Las miradas de las mujeres presentes cayeron sobre mí con un peso que casi pude sentir físicamente.
    
    —¡¿QUÉ?! — Karen estaba furiosa.
    
    Obviamente esa noche no cenamos brownies ni hubo sesión de amor. Nada.
    
    A la medianoche yo, solo, en el sofá, sin poder dormir pensé en Selene. Pensé en su trasero, pensé en su coleta, pensé en su hermoso rostro, tan joven. Debía tener unos 25 años quizá. No más. Entonces poco a poco fui quedándome dormido.
    
    Un ruido seco me despertó y di un sobresalto. A los pocos segundos el sonido se repitió. Alguien llamaba a la puerta. Yo me acerqué y pregunté quién era.
    
    —Soy yo. Selene. Perdona la hora, Héctor, pero tu esposa olvidó sus llaves en la boutique.
    
    “¡Dios! Era ella… ¿En serio era ella?”
    
    —¿Me dejas pasar?
    
    No lo pensé más, abrí la puerta y la dejé entrar.
    
    —Hola, Selene. Mi esposa está durmiendo y yo…
    
    —No vengo a ver a tu esposa, sino a ti, Héctor.
    
    Selene me miró con picardía. Luego me tumbó en el sofá y se me montó. Nos besamos con deseo, mucho deseo. Ella apenas podía resistirse.
    
    —Sé que piensas en mí todas las noches desde que me conoces, Héctor. Y he venido para que me hagas tuya.
    
    De repente se había ...
    ... desabotonado su blusa. Debajo no traía brasier. Entonces le besé los senos, pequeños pero firmes. Luego la ayudé a quitarse la mini falda, ella hizo lo propio con mis pantalones de pijama. Con dos dedos le hice a un lado sus bragas y comencé a penetrarla una y otra vez. Mientras ella gemía cada vez más fuerte. Después de un rato la volteé acomodándola de perrito y me la cogí duro, con mi mano izquierda sostenía su larga coleta, con mi mano derecha le daba unas sonoras nalgadas.
    
    —¡Más, Héctor! ¡Dame más! ¡Ah!
    
    —Selene, estás bien buena, mi amor. Dejaría a mi esposa para quedarme contigo sin pensarlo.
    
    —¡Déjala y tómame a mí! ¡Así me gusta, así!
    
    —¿Te gusta, preciosa? ¿Quieres más?
    
    —Sí… ¡Dame más! ¡Ah! ¡Dame duro! ¡Así! ¡AAAY!
    
    En ese momento mi esposa encendió la luz de la sala y yo, asustado, me salí de Selene justo en el momento en que eyaculé, manchándole la espalda y el cabello.
    
    Y desperté…
    
    ¡Dios! ¿Había sido un sueño? Me incorporé y me miré, tenía los pantalones un poco húmedos y una erección que me hizo sentir tan viril, tan joven. No estoy viejo, pero siento que últimamente el ritmo de mi vida se vuelve aburrido. Tengo 40 años y mi esposa me lleva tres años. Quizá Selene… “No”, me dije en medio de la oscuridad. “Esto no puede seguir así”.
    
    A la mañana siguiente Karen se veía con ánimos, pero seguía un poco enojada conmigo, a pesar de que intenté explicarle que lo que había sucedido era un malentendido. Yo no había seguido a esa chica. Bueno, eso fue lo que ...
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