1. La chica nueva de la boutique


    Fecha: 11/05/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: beck the ripper, Fuente: CuentoRelatos

    ... viste como abuela.
    
    —Ella no está gorda… ¿O sí?
    
    —Deja de perder el tiempo con ella, Héctor. — Luego me miró la entrepierna.
    
    —¡Convénceme! — le dije entre furioso y excitado.
    
    —Así me gustas más, Héctor. — y se inclinó sobre mi erección. Me tocó. Me sobó un poco, su delgada mano de dedos largos se movió lentamente dentro de mis calzones, masajeando mi pene. Yo le retiré la mano y me desnudé de la cintura hacia abajo. Ella miró mi pene, coqueteándome, lo sostuvo, me miró a los ojos y me dijo:
    
    —Apuesto a que quieres que te la mame.
    
    La tomé del cabello y con ambas manos le bajé la cabeza.
    
    —¡Hazlo, por favor!
    
    Me hizo la mejor mamada del mundo. Yo solo veía su larga coleta subiendo y bajando, me puso bien duro, incluso dos o tres veces sostuve su cabeza abajo, provocando que se atragantara con mi verga.
    
    Cuando terminó estaba muy excitada, la besé, compartimos nuestras lenguas, nuestro aliento, nuestra saliva y algunos gemidos también. Luego encendí la luz del auto para verla mejor, pues la luz de la calle no nos alumbraba mucho. Los vidrios ya estaban bastante empañados debido al frío del exterior y el repentino calor dentro del auto. Nuestro momento era privado. Tomé a Selene por la cintura, la desvestí y por primera vez vi su cuerpo desnudo, perfectamente trabajado. Se notaba que iba al gimnasio.
    
    —¡Estás buenísima! — le dije y ella me sonrió.
    
    —¿Traes condones? — fue su respuesta.
    
    “¡No puede ser! No cargo condones en la cartera desde hace años. ...
    ... Así no va a querer coger conmigo”. ¿Por qué a veces soy tan idiota?
    
    Esto último lo dije en voz alta. A lo que ella sonrió nuevamente, y, mientras me miraba a los ojos se montó encima de mí. Me desnudó completamente.
    
    —No te preocupes, si me embarazas tendrás una excusa para dejar a tu esposa.
    
    Entonces entré en Selene, entré en ella una y otra y otra vez. Hasta que ella comenzó a gemir cada vez más fuerte.
    
    —Espera — le dije y ella se detuvo.
    
    Acomodé el asiento hasta que estuvimos casi acostados, ella encima de mí. Ignoramos si alguien afuera nos veía o no. A pesar de los vidrios empañados. Sólo queríamos disfrutar del momento.
    
    —Ese día estabas siguiéndome ¿verdad?
    
    —Por supuesto que sí. — la besé fuertemente.
    
    —¿Me deseas, Héctor?
    
    —¡Sí, nena!
    
    —¿Me deseas? ¡Ah! — Continuó meneándose una y otra vez.
    
    —Sí… Cada noche pienso en ti, Selene.
    
    —¡Ah! ¿En serio?
    
    —Cada puta noche. No puedo dejar de pensar en ti, Selene.
    
    —¡Ah! Héctor. Hazme tuya.
    
    —Eres mía, nena… ¡Eres mía!
    
    —¡Sí, Héctor! ¡Hazme tuya! ¡Hazme tuya! ¡AH!
    
    Cuando eyaculé dentro de ella fue como estar en el paraíso del placer. En mi harem sólo la quería a ella, y a ninguna otra.
    
    Selene me rodeó con sus brazos y me besó.
    
    —Quédate a dormir — me dijo.
    
    Nos vestimos a medias y bajamos del auto. Mi celular sonó en ese momento, era mi esposa. Selene me miró, me quitó suavemente el celular y contestó.
    
    —Él está conmigo. Soy la chica nueva de la boutique y tu esposo es un amante ...
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