Melanie
Fecha: 14/05/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: isralopez, Fuente: CuentoRelatos
... en vez, alimentaban mi morbo. Mi celular no perdía detalle, ni yo perdía oportunidad de recordarle que mandar esas fotos a su mamá me tomaría sólo unos segundos si no me obedecía.
A momentos me paraba detrás de él, lo tomaba por la cintura y le decía al oído -eres una puta muy linda. - después le daba una nalgada más. Mi sobrino pasaba del rojo al pálido. Entre la vergüenza y el miedo. Mi verga, en cambio, pasaba del rojo al morado. Necesitaba convencerlo (y convencerme) de que fuéramos más allá de sólo restregarle mi verga sobre el vestido.
-Ahora la mesa de centro- le dije jalándola de la cintura una vez que completó el librero. La llevé sobre la alfombra frente al sofá. Primero la arrodillé frente a mí. Aproveché ahora para restregar mi verga en su cara. Sentí mi propio pulso acelerarse. Él no me repelió, pero tampoco puso de su parte. Después de unos (muy) breves momentos, le permití ponerse en cuatro para que limpiara la mesa. Yo me senté en el sofa detrás de él, admirando su hermoso culo.-eres hermosa- le dije -no entiendo cómo no tienes novio aún- Le dije mientras me arrodillaba detrás de él, sujetándolo por el talle para que no pudiera escapar mientras me restregaba más descaradamente.
-tío, no...- dijo, irguiéndose un poco en protesta, pero permitiéndome un mejor ángulo.
-O me dejas, o le mando las fotos a tu mamá- le dije al oído muy bajito. -Vas a ser mía, vete haciendo a la idea- le dije con una nueva nalgada. Le levanté un poco el vestido para ...
... acariciar su culo, tan redondo y femenino. -No tío, no le digas- dijo resignadamente. Su cuerpo se aflojó un poco. Yo comencé a usar ambas manos para acariciarla. Él se dejaba hacer ya sin tanta tensión.
-Despacio, quítate el vestido- le dije, él obedeció corriendo primero el cierre, después bajándolo. Ahí estabamos. Yo con tremenda erección, mi sobrino en ropa interior de mujer, sonrojado aún, pero también complaciente. Tapándose los pechos y su paquete.
Me acerqué despacio. Con una mano acaricié mi erección por encima del pantalón. Con la otra tomé su mano sin dejar de acercarme. Besé su mano y luego su muñeca interior. -Si te portas bien, saldrás con una propina, ¿Estamos?- Él asintió. Sus ojos a punto de lágrimas. Cerré el abrazo. Sus brazos sobre mis hombros, mi pelvis tocando la suya, mi boca en su oido, empujándolo suavemente contra la pared más cercana. Cuando él topó con la pared, no pudo evitar que nuestras entrepiernas chocaran. Mi enorme erección fue empujada contra su verga más pequeña. Un relámpago recorrió mis nervios al mismo tiempo que mis manos apretaban sus nalgas. Él gimió intentando zafarse, pero no tenía a donde ir. En su forcejeo, terminó abriendo más sus piernas. Yo no aguanté más y lo besé con todo. El resistió fuertemente, pero no se atrevio a morderme o golpearme, sabía que estaba en mis manos. Y mis manos en sus nalgas.
Seguí besando su cuello y su boca a momentos cerrada y a momentos abierta. Mi lengua explorándolo contra su voluntad, pero sin ...