1. Melanie


    Fecha: 14/05/2024, Categorías: Transexuales Autor: isralopez, Fuente: CuentoRelatos

    ... tenía tan dura como yo.
    
    -Tío... - dijo tímidamente- si te hago venir ya me dejas?
    
    -Si me dejas satisfecho con tu mamada, hasta te invito a cenar.- Dije sonriendo. Él cerró los ojos y sacó su lengua. De pronto mi columna vertebral recibió un rayo cuando su lengua me tocó. El morbo de verlo a mi merced, excitado y masajeando mi glande con su lengua fue suficiente par a perdonarle todas sus tonterías del día. Las del mes, incluso las de su vida.
    
    -Sigue- le dije con voz áspera por el deseo- Vas muy bien, mi pequeña.
    
    -Sí, tío- me contestó mientras su lengua se concentraba ahora en la base de mi pene y sus manos en mis huevos, masajeándolos con delicadeza.
    
    Me asomé a ver el espectáculo. Sus ojos me miraron. Alejó mi verga y concentró su lengua en el borde de mi glande.
    
    -No puedo creerte que sea tu primera vez. Dime, ¿Te gusta mamar, mi perrita?
    
    -No tío, nunca lo he hecho- dijo tomando un respiro. -Pero así me gustaría que me lo hicieran a mí.
    
    Sonreí ante su lógica sólida. Su verga, igual de sólida, decía otra cosa.
    
    -Levántate- le dije. Desconcertado, se levantó apoyado en la mano que le tendí. Aproveché para abrazarlo y acercarme a su oído. -Te llamaré Melanie a partir de ahora. Es un buen nombre para una putita como tú- Ella (porque para mí era ya una mujercita) pareció sorprenderse, tanto que cuando la tomé por la cintura y la empujé de nuevo contra la pared, se resistió sólo decorativamente. Mi lengua exploró a su antojo su cuello, su boca, mordió ...
    ... sus oídos, besó sus hombros y mis oídos escucharon por fin sus gemidos.
    
    Ese fue el momento en que mi verga, mojada de su saliva y mi pre seminal se pegó a su clítoris, enorme para una mujercita, pero igual de sensible. Comencé a tallarme levantando su cabeza para besarla mientras mi verga luchaba con la tela de sus pantys. Ella abrió un poco sus piernas mientras me abrazaba por la cintura.
    
    -Tíoooh!- dijo ella en un gemido que sonó a gloria. Sin pensarlo mucho la tendí boca arriba en la cama. Sus piernas bien abiertas, sus manos sobre su cabeza. Mi lengua encontró sus pechos, pequeños, lisos, pero de pezones sensibles y duros, levantados esperando a mi boca. Abajo, mi verga bien erecta se repegó cabeza arriba sobre su clítoris bajo la panty. Mi verga y su verguita se juntaron, una a una. Sus piernas me abrazaron por la cintura mientras mis manos sostenían las suyas sobre su cabeza, ella dejándome hacer mi voluntad.
    
    -Tío... Me... Encanta... - decía en cada embestida mía. Mi peso le entrecortaba la respiración. Sus piernas, bien entrelazadas en mi espalda no dejaba que nos separáramos. Mi lengua pasaba de su boca a su cuello, sus orejas y sus pezones, ella se dejaba hacer sumisamente.
    
    En algún momento, sin darme cuenta, mi verga entró en su tanga por la pierna. Mojadas como estaban, nuestras vergas se juntaron resbalando piel a piel causándome una descarga de placer nueva en mi vida. Mi nueva mascota me miraba ahora con ojos y boca abierta, con la piel sonrojada. ...
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