1. El pozo del diablo


    Fecha: 16/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... placer físico.
    
    De la etapa inocente por conocer la sexualidad pasamos a repartir besos, caricias y abrazos de manera indistinta a perfectas conocidas o desconocidas. Estorbaba la ropa para lograr el éxtasis. El impulso morboso tenía reflejo en la erección equina cuando al maestro por las sensuales danzas le expresábamos la seducción.
    
    Aquellas mejores bailarinas eran las primeras escogidas. Les llegaban de inicio las caricias a los senos desnudos para luego centrarse en las piernas. Las miradas de él con las nuestras se mantenían sin desvíos. A la preferida levantaba el pie para besar. Nadie podía superarlo en galantería.
    
    El primer anuncio de que las mieles en hojuelas nos peligraban fue al cumplir los treinta y dos años. De la nada a nuestras vidas llegaron los hombres con quienes nos matrimoniamos. De ser solteronas ahora teníamos el rol de amas de casa.
    
    Mi comadre fue bendecida con hijos cuates, niño y niña, y yo solamente a Heriberto. En esa época no llegó llamados al pozo. Las ansiedades de ser amasias tumultuarias cesaron. En mente, alma y amor nos entregamos a la crianza de nuestros hijos.
    
    Doce años después ya no teníamos maridos. No supimos a dónde se fueron. Otra vez el pozo resurgió. A la llamada, contentas fuimos. Ya con él, nos dijo
    
    – ¡Estoy contento de volverlas a ver! ¡De verdad las extrañé! ¡Me llené de frío cuando se ausentaron!
    
    Tan solo de besarnos los lóbulos de las orejas suspiramos. El Maestro nos hizo pegar ricos quejidos por sus ...
    ... fuertes embestidas. Empinadas alabábamos lo grueso y largo de su durísimo pene. Nuestras piernas temblaban y los labios vaginales dilatados y palpitantes se negaban a dejarlo salir por los intensos orgasmos que nos regaló. Quince para mí. Carmen tuvo veinte.
    
    Al momento que nos dio su tibia leche en las bocas comprobamos que solo para y por él, podíamos ser verdaderas hembras.
    
    Volvimos a la tarea de enganchar mujeres para su servicio. A la edad de cincuenta años comenzó nuestro calvario. Carlos, hijo de Carmen, embarazó a su esposa. Todo el periodo de gestaciones ansiábamos que no fuera niña. Vino el primer nieto de mi comadre. De verdad descansamos.
    
    Al año siguiente Heriberto y Ruth, esperaban bebé. Carlos volvió a embarazar a su mujer. Lloramos cuando nacieron Lucia y Raquel. Coincidieron en día. Miserables de nosotras ahí comprendimos la maldad de haber vendido a nuestras nietas y almas al sacrílego.
    
    Desde el nacimiento de las nietas buscamos zafarnos del compromiso. Un día nos llamó a su presencia. Sin haberle confesado nuestras intenciones, nos dijo
    
    – Esas niñas que nacieron son bellas. Muy parecidas a ustedes. No se esfuercen ni se acongojen. No hay forma de incumplir el trato. A ustedes dos las amo y por eso les prometo no tocar a sus nietas sino hasta cuando cumplan veintiún años. Ven sigo siendo bueno y amoroso.
    
    Veinte años han pasado y no encontramos solución para salvarlas. Intentamos ser más entregadas y conseguir el mayor beneficio. Sonriendo nos ...
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