1. Cógetela bien...


    Fecha: 17/05/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... resultado. Mi esposa, inocente o no, simplemente tenía claros sus objetivos laborales y no tenía en mente otro tipo de situación. Y siendo una mujer casada, con hijos pequeños, en su cabeza no cabía que Carlos estuviera interesado en ella como mujer, para tener una aventura sexual y quizá alardear ante sus amigos de haberse follado a la directora del Instituto REI.
    
    Carlos, finalmente, decidió mostrar sus cartas y, en una de sus visitas fuera de la ciudad, y después de una velada aparentemente íntima, le confesó su sentir y su deseo de estar con ella. Esto confundió a mi esposa, como más tarde me lo confesaría, porque, por una parte, le resultó excitante y atractiva la propuesta, pero, por otro, se sintió defraudada en sus expectativas. Pensó que, si aceptaba lo uno, estar con él, simplemente el vínculo que más le importaba, el laboral, se afectaría y desaparecería, y sintió frustración por haber sido tan inocente.
    
    Aquella vez no pasó nada, pero esa declaración abierta atormentó a mi esposa hasta el punto de poder sacarse a Carlos de la cabeza y dejar de dormir pensando en ello. A tal punto llegó el asunto que decidió contármelo todo y pedir mi consejo. Al escucharle toda la historia, solo me quedó una pregunta por hacer. ¿Y qué importancia tiene que Carlos desaparezca de tu vida? Pregunté. No sé, no sé, no sé, respondía ella. Trato de encontrar la respuesta sin hallarla, pero no me puedo dejar de pensar en el asunto y no me puedo sacar el temita de la cabeza. ...
    ... Entonces, vino la segunda pregunta. ¿El tipo te gusta? Y, mirándome fijamente, me contestó, me encanta.
    
    Y vino una tercera pregunta. ¿Y cuál hubiera sido la respuesta a su propuesta si no hubiera existido el pretexto del vínculo laboral? Sí. Que sí. O sea, ¿te atrae tanto que no encuentras reparo en acostarte con él? Pues, sí, contesto. Y vino la cuarta pregunta. ¿Qué te detiene, entonces? Pues que no sé si esté haciendo lo correcto. Además, siento que estuvo jugando un poco conmigo y de alguna manera me embaucó. Bueno, dije, pero quiero entender una cosa, ¿el tipo te gusta? Sí. ¿Quieres tener sexo con él? Sí. ¿Qué te detiene para aceptar la propuesta y hacerlo? Que siento que te fallo a ti y no me perdonaría echar al traste nuestra relación por un capricho.
    
    ¿Y cambaría algo si yo estuviera de acuerdo con esa aventura? Sí, respondió. Me sentiría libre de culpa y sería mi responsabilidad aceptar o no su propuesta. Bueno, dije, adelante. Haz lo que creas que tienes que hacer, que, sea cual sea tu decisión, vas a contar con mi comprensión. Gracias, dijo aproximándose a mí para abrazarme y besarme por un largo rato. Y después de aquello, tal vez sintiéndose más liberada, sus pensamientos se volcaron a idear en cómo dirigirse nuevamente a Carlos y llevar a cabo su propuesta. Pero, pasaron los días, y nada pasó. Las cosas se enfriaron.
    
    Un día, sin embargo, ella me comentó que, simplemente, se sentía incapaz de llegar a tanto con él. ¿Le pregunté si acaso en sus salidas a solas no ...
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