1. Cógetela bien...


    Fecha: 17/05/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... habían existido aproximaciones entre ellos dos? Me confesó que sí, que se habían abrazado, que se habían besado, que incluso ella le había practicado el sexo oral y que se había excitado mucho al hacerlo, pero que, al momento de querer ir más allá, simplemente se bloqueaba. Se le iba la calentura y perdía la excitación. ¿Y, qué hace falta? Pregunté. Me haces falta tú, me dijo. Me sentiría más segura si sé que estás ahí, presente, por lo menos cerca. Y, ¿entonces? ¿Qué propones? No lo sé. Salgamos los tres a ver qué pasa y sírveme de cómplice.
    
    La idea se cristalizó un tiempo después. Yo nunca supe si él sabía lo que mi esposa pensaba, pero ella seguía sin sacarse a su hombre de la cabeza. Efectivamente, Carlos, con su intención clara en mente, se las arregló para que nos encontráramos en otra ciudad, en un lugar hotel exclusivo, elegante y concurrido, donde nosotros tan solo íbamos a ser uno de tantos asistentes. Sin embargo, cuando salió a nuestro encuentro, el día de nuestra llegada, note que no se le veía muy entusiasmado, y el trato fue algo frío y protocolario, no solo conmigo sino con ella. Me pareció percibirlo. Pero, para mis adentros pensé, es cosa de ellos.
    
    Aquel viernes en la noche, entonces, poco antes de encontrarnos con él, le propuse a mi esposa que fuera sola a la cita y que hablara francamente con él. Ella tendría que ver hasta dónde podía llegar en esa aventura, pero entendía que para Carlos resultaba difícil conquistar, coquetear y llegar a tener ...
    ... sexo con una mujer casada, en frente de su marido. De ese modo la aventura perdía sentido y creía que no había la confianza suficiente para comportarse como a él le gustaría y, por lo tanto, no parecía agradarle que yo anduviera por ahí, en las cercanías, como vigilándolos. Además, no sabía yo si él conocía lo que ella estaba pensando. Y no me parecía correcto sorprenderlo y de pronto el que se bloqueaba ahora era él. Ella estuvo de acuerdo.
    
    Carlos la llamó para decirle que la esperaba en el lobby del hotel a eso de las 8 pm. Y ella le confirmó que estaría allí muy puntual. Seguramente él preguntó por mí, porque ella mencionó que yo había aprovechado la visita a la ciudad para atender algunas visitas con amigos y que no tenía certeza sobre mi hora de llegada. Nos vemos en un rato, entonces, dijo y colgó. La idea era que no hubiera rastros de mí en aquel hotel, cuando Carlos llegara, alejando cualquier prevención de su parte. Habíamos acordado que, de darse las cosas, ella tenía toda la libertad de subir a nuestra habitación y disfrutar de su macho.
    
    Ella se arregló muy coqueta y atractiva, vistiendo lencería y accesorios que la hacían lucir bastante provocativa a los ojos de cualquier hombre, ciertamente. El había sugerido asistir a una actividad que se celebraría en la discoteca del hotel y, pensaba yo, si las cosas fluían, podían ir a cualquiera de las habitaciones para consumar el encuentro, bien fuera en su habitación o en la nuestra, o en algún otro lugar si así lo ...
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