1. Yo lo despreciaba, pero me terminó haciendo su perra (1)


    Fecha: 17/05/2024, Categorías: Hetero Autor: Angie Vera, Fuente: CuentoRelatos

    Esto pasó en 2019, comenzó en agosto. Era el nuevo semestre y conoceríamos nuevos profesores y quizá alguno nuevo compañero. Estudio arquitectura en una universidad muy grande, va mucha gente. Es pública y el gobierno cada vez llena más las aulas. En el salón de proyectos usamos unas enormes mesas llamadas restiradores, eso sumado a la enorme cantidad de alumnos en el salón, no hay cabida para pasillos. Apenas se puede pasar entre los bancos, las mochilas y las mesas.
    
    Por ser el primer día llegué muy temprano y bien arreglada para dar una buena primera impresión a mis nuevos profesores. (Ya me he descrito en los otros relatos: de estatura mediana, 1.62 m. Tengo la piel clara y el pelo castaño obscuro, labios carnosos, ojos café grandes y cejas pobladas. Todas las mujeres de mi familia son muy caderonas y tienen un enorme trasero, desde la secundaria se notaba que yo no sería la excepción. No importa la ropa que me ponga, se me nota demasiado mi parte trasera. Usualmente tengo un dilema, si uso ropa holgada, me esconde un poco el trasero pero todo se sacude al caminar, y llama mucho la atención por como tiembla. Si uso ropa ajustada, no se sacude tanto pero llaman aún más la atención por sus dimensiones. En la secundaria algunos niños maleducados me decían Vanessa o la globera, una vez cometí el error de preguntar por qué me decían Vanessa, me dijeron que era "Vanessa la que tiene más nalga que cabeza", también porque incluso los uniformes de talla más grande me quedaban ...
    ... ajustados por mis pompis y caderas. Incluso mis hermanos me hacían burla. Todavía a la fecha uno que otro niño pequeño me llega a preguntar que porque tengo pompas de payaso).
    
    Como decía llegué temprano al salón y más arreglada que de costumbre, llevaba unas botas divinas de tacón y unos jeans azul claro sin bolsas. Me puse una tanga de encaje lindo de color blanco para que los jeans marcaran mi silueta correctamente. Arriba una blusa rosa que me gusta mucho, me había perfumado y maquillado con esmero. Estaba aún de pie esperando a que llegara el profesor, me sentaría hasta que él nos saludara, por cuestión de respeto. Tenía mis audífonos puestos y balanceaba un poco mi cuerpo al ritmo de la música.
    
    Los demás alumnos comenzaron a llegar, la mayoría conocidos. Yo siempre había sido algo clasista o mamona como se dice aquí en México. Sólo si se nota que alguien tiene dinero era amigable con esa persona. Si alguien moreno, sin ropa a la moda y sin auto se me dirigía era difícil que le hiciera caso, sólo lo ignoraba o le hacía un mal gesto. La mayoría en la universidad tienen estas características, en algunos salones más que en otros. Prefería caerle mal a muchos que mezclarme con quienes yo consideraba de menor clase.
    
    Entre los nuevos que entraron al aula llegó un tipo muy desalineado, despeinado, con la ropa manchada de pintura. Traía consigo un casco y un chaleco de obra. Era de piel morena obscura. Como era de esperarse simplemente lo ignoré. Pero al poco rato de reojo ...
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