1. La reina (I)


    Fecha: 20/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: El otro yo, Fuente: CuentoRelatos

    El enviado de Sadwafa se encontraba confundido y asustado. Las negociaciones de paz con sus vecinos de Yterbegon se encontraban avanzadas y estaba próximo a firmarse un acuerdo. Sin embargo, se encontraba preso en el calabozo de estos. Más aún, estaba desnudo y encadenado a una extraña estructura. Apenas podía mover sus manos y sus pies se encontraban totalmente inmovilizados. Su prisión no tenía ventanas, pero estaba cálidamente iluminada. Los primeros instantes de su cautiverio gritó y protestó, pero comprendió que de nada servía esta actitud ante sus indiferentes carceleros, los cuales a los pocos minutos lo dejaron solo en aquel extraño cuarto.
    
    La reina de Yterbegon sabía que tenía poco tiempo. Debía hacer suyo al enviado de Sadwafa en menos de 24 horas o sus vecinos sospecharían y todo su esfuerzo y trabajo de los últimos meses habría sido en vano. Por esto es que se encargaría personalmente de él.
    
    La reina era consciente de sus atributos físicos, sus defectos y virtudes. Sabía que tenía pechos algo mayores que el promedio y que estos solían atraer a los hombres. Sabía también que sus grandes senos atraían particularmente al emisario sadwafita y ese día serían uno de sus anzuelos.
    
    A pesar de la importancia y dificultad de la tarea la soberana estaba excitada. Toda su vida había estado diseñada para ocupar su rol, el cual cumplía a la perfección. Era justa y su pueblo la adoraba. Pero lo que realmente disfrutaba era lograr poner a las personas a sus pies. El ...
    ... enviado que se hallaba en su calabozo posiblemente fuera el mayor desafío de su vida y eso la mantenía en estado de éxtasis total. La dificultad de la tarea era proporcional al placer que obtendría al concretarla. Esto, de todas maneras, no impidió que cada detalle fuera perfectamente planeado. Más bien ayudó a la reina a centrarse en sus tareas. A planear cada movimiento, cada palabra, cada posible respuesta. A escoger con dedicación su ropa. Llevaría un vestido plateado sin mangas, suelto y que la cubría desde la terminación de su esbelto pecho, insinuándolo sutilmente, hasta arriba de las rodillas, guantes a juego, largos, casi hasta su codo y zapatos.
    
    Una vez supo la reina que el enviado estaba capturado comenzó a prepararse. Tardaría una hora en hacerlo, tiempo que la ayudaría a debilitar y calmar a su presa, que estaría solo y confundido ese tiempo. Ingresó calmadamente al calabozo. Observó cada detalle y rincón del mismo. Miró al joven que tenía desnudo y encadenado a pocos metros y sonrió. El enviado se extrañó de ver a la reina en persona acercarse a él. Tuvo incluso algo de miedo
    
    -Relájate, no te haré daño –Dijo finalmente ella acercándose lentamente a su víctima y observando su rostro asustado.
    
    -Es difícil de creer estando encadenado.
    
    -Créeme que es completamente necesario. Si quisiera lastimarte tus brazos y piernas estarían doloridos y no descansados como lo están ahora. Relájate y en poco tiempo olvidarás que estás encadenado.
    
    Era cierto, la ...
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