1. Primeras experiencias de mi sumiso con una fucking machine


    Fecha: 30/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... excitación. Se notaba que estaba empalmado, y no parabas de hacer comentarios sobre lo puta que era y las ganas que tenías de follarme, mientras notaba que me ponía rojo de vergüenza por si las dependientas escuchaban tus comentarios. Compraste las botas que te sentaban increíbles y seguimos de tiendas.
    
    En uno de los probadores, en el que estabas probándote un body, me dijiste que entrara para que te ayudara a elegir entre dos modelos. Al entrar me quedé pálido. Te sentaba de muerte y, sin ver el otro, dije que quería que lo compraras, que te sentaba increíble. Insististe en probarte el otro, con lo que te desnudaste completamente, mirándome con ojos de guerra mientras lo hacías.
    
    “Bonita, quiero que me folles aquí y ahora. Me he puesto muy cachonda probándome las botas y después viéndome con esta ropita e imaginándome cómo me vistes esta noche para llevarlo puesto”.
    
    Sin dudar, y sintiendo la humedad de tu entrepierna, me bajé los pantalones vaqueros y los bóxer grises (que para entonces estaban empapados) y entré en ti. Es increíble lo rápido que te mojas. Lo excitada que estás siempre. El calor de tu interior, y la forma que tienes de atrapar mi ridícula pollita dentro de tu maravilloso coño.
    
    Tres minutos fueron suficientes. Te corriste rápido, pero no me permitiste hacerlo a mí, así que, muerto de vergüenza por si alguien nos había escuchado, me vestí y disimulé lo mejor que pude diciéndote que ese body también te quedaba muy bien… y salí sudando del probador, ...
    ... mirando a un lado y a otro y rogando que nadie hubiera visto ni escuchado nada.
    
    Al rato saliste y le dijiste a la chica que estaba en la caja que nos llevábamos los dos. Al salir de la tienda, me cogiste de la mano para decirme que nos íbamos al coche para cambiar de zona y hacer unas últimas compras. Fuimos paseando hasta el parking, nos metimos en el coche entre risas mientras comentábamos la mirada de la dependienta cuando fuimos a pagar, y me indicaste la siguiente dirección.
    
    “Vamos al sex shop que hay en Chueca, bonita. Sabes cual es porque hemos estado bastantes veces”.
    
    Me mirabas y te mordías el labio. Conozco bien esa mirada y sé perfectamente lo que significa, pero muerto de excitación, condujimos hasta allí mientras manoseabas mi entrepierna impidiendo que me concentrara en la carretera. Por fin llegamos al parking y sin salir del coche te quitaste las bragas, las metiste en mi boca y me dijiste.
    
    “Ahora, hasta que volvamos al coche, calladita, cariño. Yo me encargo”.
    
    No protesté. Cerré la boca y comencé a respirar por la nariz mientras una potente erección empujaba mi pollita contra los vaqueros. Fuimos al sex shop y saludaste a la dependienta, que al verme unos pasos por detrás, me dedicó una sonrisa. Sabía perfectamente quiénes éramos, porque habíamos estado allí un buen puñado de veces y te habías encargado de dejar claro cuál era nuestro tipo de relación.
    
    Compraste varios juguetes. Bolas chinas rígidas de metal, un dildo bastante grande, un set ...
«1234...»