1. Lucía, dominación y sexo en la Roma imperial (Primera Parte)


    Fecha: 30/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Maya caminaba por una de las estrechas callejuelas de la Roma imperial al amparo de las sombras. Llevaba el cabello cubierto por una capucha, tenía magullada la rodilla derecha por una caída, le dolían las piernas de tanto caminar y tenía miedo de ser descubierta. A esta hora, imaginaba, alguien habría dado la voz de alarma en casa de sus amos y estarían buscándola. Escapar era un deporte de riesgo y ser capturada podía tener consecuencias terribles que iban desde severos castigos hasta, en los casos más graves, ser sentenciada a muerte.
    
    Después de todo no era más que una esclava, un botín de guerra.
    
    Lucía, 22 años, la hija de Livia y Marco, se enteró de la fuga por boca de su doncella de compañía, Úrsula. Úrsula era una mujer esbelta y atractiva de piel oscura que la había acompañado desde niña enseñándola los secretos de la vida.
    
    - ¿Cómo ha sucedido? ¿Por qué? - Preguntó Lucía.
    
    La idea de huir era absurda. Su casa no era ni mucho menos uno de los peores sitios para vivir. Su madre era ciertamente caprichosa y alguna vez había golpeado con una vara los muslos de las sirvientas cuando, según ella, no la habían dejado guapa. Su padre, como cabeza de la familia, tenía poder y carácter y debía ser obedecido en todo momento. Pero en líneas generales era un hombre justo y práctico.
    
    - Si me lo permite, Domina, esa chica es estúpida. - dijo Úrsula con su innata capacidad de síntesis.
    
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    Al día siguiente la noticia corrió como la pólvora. Maya ...
    ... había sido capturada y todos en la casa habían sido citados en el salón. Lucía recibió la noticia y sintió un cosquilleo en su estómago. Sabía que no tenía nada que temer, pero la sola idea de poder estar en el pellejo de la joven esclava la ponía nerviosa y, extrañamente, la excitaba. Aun así en su interior confiaba en que su padre mostrase clemencia.
    
    El salón era un murmullo constante. Una sirvienta alta hablaba con otra baja inclinándose ligeramente para hacerse oír. Paris, el encargado del jardín, llevaba "pantalones" cortos y tenía el torso desnudo mostrando músculo. Otros tres esclavos, permanecían en pie. Uno de ellos, el de más edad, era el contable. A su lado estaba el nuevo, Crotos, esbelto y con barba, recientemente adquirido por Livia y del que se decía pasaba más tiempo que su marido con ella. El tercero en discordia, de origen griego, tenía grandes ojos, una nariz demasiado larga y cara de susto. Cerca de la entrada estaban las cocineras, comandadas por Karen, una mujer de pechos generosos y trasero redondo que, en el terreno amoroso, prefería compañía femenina.
    
    Marco entró acompañado por su mujer, tras ellos, con las muñecas atadas y el rostro sucio venía Maya, escoltada por un soldado que tiraba de la cuerda. La rehén vestía con el mismo atuendo con el que había huido, el mismo con el que había sido capturada, una sencilla túnica llena de manchas.
    
    - Crotos, encárgate de la esclava. - intervino Livia.
    
    - Ahora mismo Domina.
    
    El soldado entregó la ...
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