Con la sorpresa dentro
Fecha: 30/05/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... hubiese tenido que recurrir a otro hombre.”
Maly, indignada, repudió lo hecho por su amiga pero Estela se defendió con argumentos en contra de su cónyuge.
“Mira, Ricardo es un inmaduro que no quiere responsabilidad alguna. Debería estarme agradecido.”
“¿Agradecido?”, reaccionó mi esposa a tal comentario.
“Sí. Yo lo hubiese podido abandonar e irme con otro, pero no lo hice, en cambio este niño llevará su nombre. Y vas a ver, nuestro hijo le ayudará a madurar. Él cree que va a ser joven eternamente y que en cualquier momento podrá cambiar de parecer, pero el tiempo se nos va Maly, a todos. Yo misma estoy consciente de que ya no tenía muchos años para embarazarme, y si no lo hacía ahora cada año sería más improbable o incluso arriesgado. No iba a perder esta oportunidad, la verdad.”
Esto que le dijo a mi mujer influyó en ella, pues a Maly le atormentó creer que sus años de fertilidad se le agotaban y que quizás nunca concebiría, según me confió como justificando su actuar. No obstante, hubo algo más contundente.
“Deberías hacer lo mismo”, le aconsejó descaradamente la desgraciada Estelita.
“¡Pero claro que no. Yo nunca le haría eso a mi marido!”, le dijo Maly, por lo menos eso me contó.
Ella jamás cometería una infidelidad así como así, según sus propias palabras, pero bueno...
Afectada por la soledad (me contó mi esposa) sufría por las noches no pudiendo conciliar el sueño; pensando y pensando en que quizás perdería la oportunidad de ser madre si la ...
... cuarentena se prolongaba, o, incluso, si (aunque regresara) yo no conseguía embarazarla. Quizás el que yo no estuviera allí era la oportunidad perfecta para...
Para que Maly se embarazara, aunque fuera de otro hombre.
Acompañada de la alcahueta de Estela, mi esposa era conducida hacía las puertas de la residencia del mentado instructor de yoga.
“¿Y estás segura de que él estará dispuesto a...?”, todavía le cuestionaba mi insegura esposa a su amiga.
“Sí claro”, le decía muy animada, pese al frío que según mi mujer hacía ese día.
Al llegar al chalet que aquel desgraciado tenía como hogar, Estela tocó el timbre.
Ambas temblaban, según me contó Maly estaba helando, aunque ella me aseguró que más temblaba por los nervios.
“¿Y si Jorge se entera?”, todavía le dijo a su amiga, como empezando a arrepentirse de la idea, pero justo en ese momento abrieron.
Sin embargo quien había abierto no era el hombre que buscaban. Aquél que salió era un hombre de raza negra, alto y musculoso quien según sus propias palabras se llamaba Antoine.
Según les dijo, el otro hombre había salido y estaría fuera de la ciudad por mucho tiempo. Era por eso que aquél le había encargado su casa.
Parecía cosa del destino e incluso mi esposa por un momento así lo interpretó. “Dios, o algo igual de sagrado se interponía para que no cometiera un acto de infidelidad”, me dijo.
Pero claro, Estelita actuó de nuevo. Supuestamente debido al intenso frío, Estela aceptó la invitación que les ...