1. Mi odiosa madrastra, capítulo 4


    Fecha: 06/06/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... cerca del sofá de tres cuerpos.
    
    — De qué estás hablando —pregunté.
    
    Ella dejó caer su cuerpo al lado mío.
    
    — Me refiero a que él sabía cómo soy. Y nunca se quejó. Al contrario, le gustaba ser el hombre de una mujer a la que todo el mundo desea… Bueno, es una manera exagerada de decirlo, pero vos entendés —aclaró—. Se podría decir que le gustaba tenerme como una novia trofeo. Digo… sé que me quería de verdad, pero también le encantaba exhibirme delante de sus amigos. Además…
    
    — Además ¿Qué? —Quise saber. Ya que se había puesto a parlotear sobre la relación que tenía con papá, que terminara de hacerlo, pensé yo.
    
    — Bueno. El otro día, cuando iba a lo de mi amiga, y vos me dijiste eso, me enojé mucho —dijo Nadia, recordándome el cachetazo que me había dado, cosa que no me parecía un muy grato recuerdo—. Pero luego lo pensé un poco mejor, y me di cuenta de que para vos podría ser chocante pensar que ya me estoy viendo con otro hombre. No voy a entrar a discutir sobre cuánto tiempo debería estar sola, llorando el recuerdo de tu papá, pero te voy a decir una cosa, y vos podés creerme o no —dijo, esperando alguna respuesta mía.
    
    — Qué —dije, escuetamente.
    
    — A tu papá no le molestaría saber que estoy viviendo mi vida libremente. Bueno… ahora con tantas restricciones, y con vos que no me dejás salir, no estoy muy libre que digamos —esbozó una sonrisa cuando dijo esto último, aunque yo sabía que lo decía en serio. A sus ojos, yo era alguien que le coartaba sus ...
    ... libertades, pues la obligaba (o intentaba hacerlo) a que cumpliera con las normas vigentes—. Pero la cuestión es que Javier se pondría contento de saber que yo estoy bien, sin importar lo que haga para estarlo.
    
    — ¿Y estar bien necesariamente tiene que ser coger? —pregunté.
    
    — Bueno, eso vos deberías saberlo. Si tu cuerpo reacciona incluso ante una mujer por la que no te sentís atraído, es porque evidentemente la falta de sexo te afecta —retrucó la zorra, sacando a relucir la erección que había tenido cuando le saqué las fotos.
    
    — ¿Es por eso que me estás provocando todo el tiempo? ¿Por eso andás medio en bolas, moviendo el culo delante de mis narices? ¿Para poder justificar que tenés derecho a coger con otros tipos? —pregunté, indignado.
    
    — No te confundas —dijo ella seria, casi enojada—. Yo no necesito justificar nada ante vos. Y ya te expliqué el motivo por el que ando con poca ropa cuando estoy en casa.
    
    — Porque te sentís segura estando conmigo —dije yo.
    
    — Exacto. Y el hecho de que tu cuerpo se haya sentido estimulado, y aun así no me hayas molestado, habla incluso mejor de vos. Sería muy fácil si fueras homosexual, pero siendo hétero… Eso sí, no hace falta que seas maleducado conmigo, sólo para demostrar tu desinterés. Bueno, es todo lo que tengo que decir. Desayunemos —dijo, pero luego pareció recordar algo—. Ah, y ahora que viene el frío, ya no te voy a molestar con mi escasa vestimenta. Al menos no tan de seguido.
    
    — De todas formas ya no me molesta —dije—. Si ...
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