1. Mis odiosas hijastras (12)


    Fecha: 07/06/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... esta vez me la aguanté. Empujé un poco más, viendo con agrado que ya le había metido la mitad de mi verga. Acaricié su mejilla. No había cosa más exquisita que cogerse un rostro hermoso. Y el rostro en donde ahora se introducía mi verga veterana era el de una inocente criatura. Ahora apoyé la mano en su nuca, y la hice tragarse casi todo el miembro. Esta vez Sami tuvo que interrumpir la mamada, a pesar de que no quería hacerlo, pues la cabeza había rozado su garganta, cosa a la que, evidentemente, no estaba acostumbrada.
    
    Le di un respiro, mientras tosía y escupía sobre su mano. No tardó en levantar la cabeza, para mirarme con una sonrisa pervertida, que la hacía parecer una chica completamente diferente a la Sami que yo conocía.
    
    Me puse en cuclillas, para que nuestros rostros quedaran uno delante del otro, apenas separados por algunos centímetros. Agarré su mano y la acerqué a mi rostro. Lamí el dedo índice como quien lame un helado.
    
    —Ahora vamos a jugar un juego —dije—. Yo voy a señalar una parte, y vos vas a lamer ahí, de esta forma —expliqué, frotando la lengua nuevamente en el dedo. Ella rió, divertida.
    
    Entonces me paré. Llevé la mano a mi tronco, exactamente en la mitad de mi miembro viril. Sami se arrimó. Sacó la lengua, sin dejar de hacer contacto visual con sus ojos de cielo, y la frotó justo donde la había dicho. Apenas había percibido la pequeña lengua posándose ahí, así que le señalé nuevamente ese mismo lugar, pero esta vez moví el dedo sobre el ...
    ... tronco, indicándole el movimiento que ella debía imitar con su lengua. La bella adolescente así lo hizo. En efecto, parecía que todo eso era un juego para ella, pues lo hacía todo conteniendo una risa, y se la notaba muy divertida.
    
    La lengua ahora se deslizaba una y otra vez, a lo largo del tronco, dejando una capa de saliva sobre él. La sensación ahora sí era muy placentera, pero el hecho de que quien lo estuviera haciendo fuera una adolescente inusitadamente hermosa le daba un plus a toda la escena erótica.
    
    Sami se detuvo, y esperó otra orden. Ahora apoyé el dedo índice en el glande, e hice movimientos circulares sobre él. Sami no tardó en inclinarse, pero antes de que cumpliera la orden, la interrumpí. Me incliné, y le di un beso en la boca. Nuestras lenguas se entrelazaron. Me pareció percibir un leve sabor a presemen que se había mezclado con su saliva. Pero no me molestó en absoluto. El beso resultó tan tierno como el que me había dado hacía un rato con Agostina. Espanté el recuerdo de su hermana, pues, extrañamente, sentía como que la estaba traicionando. Cundo nuestros labios se separaron, le dije:
    
    —Antes de seguir, escupila.
    
    —Qué —preguntó Sami, confundida.
    
    —Simplemente escupí sobre mi verga —expliqué—. Después, cuando uses la lengua, hacelo con fuerza. Que se sienta la intensidad. Como recién, con el beso.
    
    —Okey —dijo Sami.
    
    Escupió una cantidad insignificante de saliva, que cayó sobre el tronco. No pude contener la risa. Le señalé el glande, y le ...
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