1. Mis odiosas hijastras (12)


    Fecha: 07/06/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... duro.
    
    El hermoso rostro de Sami estaba a la altura de mi ombligo. Era todo demasiado arriesgado. Las chicas no acostumbraban entrar a las habitaciones de las otras sin golpear, pero ahora estábamos en un contexto muy particular, y no descartaba que alguna de ellas sospechara algo y se metiera en el cuarto sin previo aviso. A todas luces debía despedirme de Sami y salir de ahí. Ya tenía casi garantizado un polvo con alguna de sus hermanas. No tenía por qué correr más riesgos de los que ya estaba corriendo. Sin embargo, mientras estos pensamientos me atormentaban, Sami había bajado el cierre del pantalón. Luego, con un gesto juguetón, metió la mano para bajar mi ropa interior. La verga tiesa, atravesada por venas y con el glande ya escupiendo líquido preseminal, apareció frente a la angelical cara de mi pequeña hijastra, creando un violento contraste entre ambas imágenes.
    
    Ahora su mano se posó sobre el miembro desnudo, produciendo una sensación electrizante, no solo en esa extremidad, sino en todo mi cuerpo.
    
    —No quiero coger —dijo, cosa que me pareció absurda—. Pero quiero hacer lo mismo que anoche. Y esta vez quiero hacerlo bien —explicó después.
    
    Hice un paso hacia atrás. No fue premeditado, sino que fue como si mi propio cuerpo se percatara de lo insensato que resultaba seguirle la corriente a la más joven de mis hijastras. No obstante, Sami no soltó mi verga. Es más, la apretó con más fuerza, y tironeó de ella. Después acercó su boca, y se llevó el miembro ...
    ... adentro.
    
    Ya estaba sucediendo. La asaltante nocturna, como era su costumbre, no esperaba que yo estuviera de acuerdo. Simplemente hacía lo que quería, y lo que quería ahora era hacerme una mamada.
    
    Lo primero que sentí fue la calidez de su boca, y la viscosidad de su lengua frotándose en el glande. A pesar de que claramente no tenía experiencia en hacerlo, se sentía muy bien. Su mano masajeaba el tronco mientras lo hacía, aunque, como era de esperar, no podía coordinar bien ambos movimientos por lo que la masturbación se sentía algo tosca. Pero por supuesto, ese detalle no me molestaba en absoluto. Más bien me colmaba de una pervertida ternura. De repente, sentí los dientes hincarse en mí.
    
    —Perdón —dijo, compungida, interrumpiendo su mamada cuando escuchó el quejido que había largado.
    
    Le corrí el pelo a un costado, para poder ver por completo ese rostro capaz de ablandar cualquier corazón. Mi babeante verga se mantenía a centímetros de él, como una despiadada anaconda dispuesta a devorar a su inocente presa.
    
    —Hacé una cosa —dije, con voz baja—. Cuando te la metés a la boca, cubrí tus dientes con los labios.
    
    —Está bien —dijo ella, con una obediencia inquebrantable.
    
    Hice un movimiento pélvico hacia adelante, a la vez que ella abría la boca. Sentí otra vez la calidez de su aliento sobre mi falo húmedo. Su lengua, ahora más juguetona, saboreó el glande. Empujé, y le metí varios centímetros más de ese falo carnoso y duro. Sami no pudo evitar morderlo de nuevo. Pero ...
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