Aventuras y desventuras húmedas. Tercera etapa (3)
Fecha: 08/06/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... la cama, la admiró mientras su cuerpo se calmaba poco a poco, justo se había apagado el agua, pero aún tenía unos pocos minutos. Separó todos los dedos de la mano, dejando entre estos hilos viscosos de los líquidos que habían manado de su interior. Los observó contra la luz, parecían lianas de una gran selva que resplandecían con la bombilla, y pensó que ojalá Sergio le sacase muchos más… “Para eso hemos venido”.
La puerta se escuchó al de dos minutos y cuando el joven volvió al pequeño cuarto, su madre le daba la espalda con la ropa puesta y otra nueva sujeta por la mano limpia.
—Se queda uno como nuevo —dijo Sergio sin mirar a su madre. Le daba cierta vergüenza cada vez que pensaba en ella para masturbarse, quizá… la conciencia.
—Me ducharé luego. Voy al baño, ahora salgo.
Ninguno de los dos se miró y solo se sintieron realmente cómodos cuando la madre cerró la puerta del baño. Ella sí que puso el pestillo. Apoyándose contra la puerta de madera por un momento creyó que estaría más calmada. El cuerpo se le había puesto a vibrar como loco después del orgasmo y necesitaba un instante de pausa.
En el grifo lavó su mano y después se quitó la ropa quedándose únicamente con la parte de arriba. Dándose una pequeña lavada en el bidé se quitó los rastros de su orgasmo de toda la zona, mientras en el cuarto, Sergio olía un olor que le era familiar, pero sin lograr descifrarlo. El olor al sexo de Mari se había quedado en cada esquina de la habitación.
—Cariño, —dijo ...
... en voz alta Mari mientras se secaba los bajos con una toalla— ¿tienes un plan para antes de la función?
—Sí, vamos a dar un paseo por la zona. He mirado por internet unos cuantos sitios que podemos visitar.
—¿El teatro a qué hora era? —tener una conversación normal con su hijo la agradaba.
—A las siete empieza, quizá tengamos que estar un poco antes, no sé. Es mi primera vez.
—Y la mía. —ambos rieron bajito sin que el otro se diera cuenta.
Mari se preparó solamente un poco, el reloj marcaba cerca de las dos de la tarde, tenían tiempo, pero mejor no pillarse los dedos. Se quedó con el mismo pantalón y después de limpiarse a conciencia su parte más personal, se cambió de ropa interior. Únicamente modificó su camiseta y el jersey que llevaba, quería estar cómoda, no hacía falta más ropa que aquella para andar por la ciudad.
La mujer salió con calma, oliendo a su perfume mientras su hijo la esperaba con el pelo algo alborotado sentado en la cama. Se acercó al joven y sin decir nada le pasó la mano por la cabeza colocando algún que otro mechón revoltoso en su lugar.
—Mamá… —quejándose como un niño pequeño— déjame el pelo.
—Todavía eres un bebé.
Se rio del joven, sí que parecía su precioso niño cuando se quejaba de esa forma, aunque minutos atrás, con su mano empujando el clítoris, no tenía la misma opinión.
Bajaron a la recepción, saludando con una sonrisa a Raquel que seguía con la misma expresión de felicidad que hacía unas horas. Salieron a la calle ...