1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (30)


    Fecha: 10/06/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella te iba a rumbear.
    
    — ¡Debiste mandarlo a la mierda! Con discreción por supuesto, así hubiéramos evitado los disgustos que tuvimos luego por culpa de esos disfraces que elegiste. —Con amargura al recordarlo le hago el comentario y ella quedamente sollozando, agacha la cabeza.
    
    —Sí, claro que recuerdo bien que discutimos, y no precisamente por nuestros vestuarios, aunque sí, en efecto eso también incidió para que me comportara contigo de la forma en que lo hice en esa fiesta. Pero fueron más tus desmedidos celos los principales causantes de nuestro distanciamiento, al ver como el disfraz que preferí inicialmente para mí, según tu criterio, me hacía ver demasiado vulgar y llamativa. Pero esa mueca tuya de disgusto, tan sorprendido al verme, más esa mirada tuya tan acusadora como si fueras juez de la Santa Inquisición, me ofendió mucho.
    
    —No pretendí ni burlarme o ridiculizarte con el disfraz de Pedro Picapiedra que elegí para ti. Sencillamente creí que te verías más gracioso y jovial, rompiendo con la presunción generalizada de que eras un tipo amargado y aburrido. Además que así disfrazado, con esa falsa barriguita de espuma, le parecerías menos atractivo a las demás mujeres que asistieran a la fiesta, sobre todo a Diana que tan encaprichada estaba contigo. Y en mi caso al verme con aquel disfraz de Gatubela, me haría lucir provocadora y más atractiva ante todos los invitados, incluido tú.
    
    —Y a pesar de enojarme contigo por la manera en que me miraste, comprendí ...
    ... muy tarde que tenías razón, pues me quedaba tan ajustado, que se me marcaba vulgarmente la vulva y por eso salí corriendo de la casa, sin despedirme de Mateo ni de ti, pensando cual otro disfraz podría funcionar para mí y que no revelara las formas de mi cuerpo, con la finalidad de no acrecentar tu malestar ni tus crecientes celos.
    
    De pronto rota su cabeza para fijar sus ojos en los míos, dejándome observar su rostro afligido, encuadrado bajo ese corte de cabello nuevo que le hace ver tan juvenil, pero a la vez le confiere un aire a mujer más arriesgada, mucho más decidida; me apenan sus ojos azules tan tristes y aguados como el mar que nos acompaña a esta hora, con el rítmico sonido de las olas abatiéndose sin cesar, dóciles al arribar a la playa, mientras agonizan sobre los infinitos gránulos de arena, para renacer posteriormente en otra onda que intenta devolverse, encaramándose encima de la siguiente y así alejarse de la espuma, –me da la impresión– lográndolo tan solo a medias.
    
    — ¡Lo que se permite, se repite! —Escucho a Mariana hablar de repente sin voltear a mirarme, y sin dejarme preguntar a qué se refiere, continua rememorando aquellas fechas pasadas.
    
    —Los días previos a la fiesta, por culpa de K-Mena que se mostraba muy interesada en estar al lado de José Ignacio por cualquier motivo en Peñalisa, hizo que me mantuviera más pendiente de ella y que tuviera que acompañarlos a todas partes para no descuidarla. Por lo tanto nuestra relación se hizo más apegada y ...
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