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Tímida y recatada, pero como se movía en la cama
Fecha: 12/06/2024, Categorías: Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... fue difícil creer de que se trataba de la misma Leticia. La seguí con mi vista desde la terraza de mi habitación y este tipo de despedida le dio un beso y le metió mano que de seguro la sobó la panocha. Obviamente ninguno de ellos me vio. Días después veo desde la terraza de mi casa como este otro tipo la llega a dejar, se despide con un beso en la boca y aunque en esta ocasión no lleva minifalda, el tipo se hace para llegar a su panocha. No lo podía creer… dos tipos diferentes en esa misma semana. Me despertó la curiosidad y me sorprendía que la tímida y recatada Leticia hubiese cambiado de la noche a la mañana. Ya por estos días le habían quitado los frenos y debo decir que la escala a mis gustos personales había subido a un siete. La verdad que Leticia no era tan fea. Ya maquillada y con vestimenta diferente despertaba lujuria. Por esos días cumplía sus 30 años y su padre me invitó a su fiesta y para mi sorpresa Leticia me presentaba a su novio y no era ninguno de los dos que días antes la estaban cueveando. Esta vez llevaba un vestido blanco con falda a la rodilla, nada de escote y parecía dar esa misma percepción de ser la chica recatada que la mayoría conocía. Ese día decidí que me la iba a coger, pues la chica inocente realmente no existía y quería conocer a esa chica salvaje y promiscua que verdaderamente era Leticia. El siguiente día de esa fiesta llegaría mi oportunidad. Es tradición de esta gente de por aquí que después de una fiesta se haga lo que le ...
... llaman “el recalentado”. Es una manera de continuar la fiesta. Como cada vez que vengo por aquí en mis vacaciones me hago de un celular nuevo, pues ellos no tenían mi número reciente y Leticia llegaba a mi casa para hacerme la invitación personalmente. Estaba en mis típicos pantalones cortos pues por esta zona es bastante caliente. Parecía que lo quería hacer breve pero yo la hice entrar y le ofrecí algo de tomar. Me aceptó una cerveza y hacíamos conversación de la noche anterior. Y me hablaba de lo cansada que se sentía y que a su padre se le había ocurrido llamar a los familiares para el tal “recalentado”. Fue cuando se me ocurrió: - Acuéstate en ese sillón, te voy a dar un masaje para que te relajes. -le dije. - ¡Usted me va dar a mí un masaje! - Si… te aseguro que te hará sentir muy bien. - ¡No lo dudo! Pero eso que usted me toque como que me pone muy nerviosa. - Tú… ¿nerviosa? - Si… usted sabe como me pone y el que no ha querido nada conmigo ha sido usted. - Bueno, podría ser un masaje más profundo. - ¡Por favor no me hable así! Usted no sabe cómo me pone. - ¿Y cómo te pongo Leticia? - Pues tóqueme la mano… mire que frías las tengo. - ¿Y eso es de miedo o de qué? - Usted de por si siempre me ha puesto nerviosa y ahora que menciona un masaje profundo… como que me da miedo. - Solamente déjate llevar y veras que la pasamos bien por un buen rato. - No tengo mucho tiempo, mi papá no tardará en llamarme. Me acerqué a Leticia y le puse ...