1. Tímida y recatada, pero como se movía en la cama


    Fecha: 12/06/2024, Categorías: Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi mano es sus piernas por sobre la falda. Podía mirar una mezcla de miedo y morbo en sus ojos. No lo pensé dos veces y pongo mis dos manos en sus piernas y se la comienzo a masajear sobre esa falda y se le escapa un ligero gemido. Al minuto le digo que se acueste sobre sus pechos y que disfrute del masaje. Le quito los zapatos y comienzo por sus pies los cuales veo que cuida muy bien. Subo a sus pantorrillas y pronto subo a sus piernas por debajo de su falda hasta prácticamente tocar sus calzones. Ella me dice:
    
    - Tony… ¿qué es lo que me quiere hacer?
    
    - Tú sabes perfectamente lo que te quiero hacer.
    
    - Entonces hágamelo, que mi papá no tardará en llamar.
    
    - Date vuelta y dímelo de enfrente. -y se dio vuelta.
    
    - Si lo que quiere es cogerme… aquí estoy.
    
    - ¿Tú no lo quieres?
    
    - No he corrido y no he gritado… por lo menos no por el momento. Cójame. – dijo mirándome a los ojos.
    
    Levanto una tanto sus caderas y ligeramente le quité su falda y de una sola vez el calzón, el cual era un bikini negro. Ya lo había humedecido y fue cuando ella también vio mi erección comprimida en mis pantalones cortos. También a las ligeras le quite su blusa y brasier y me quedaron unas tetas de medio tamaño, de unas areolas rojizas cafesosas y unos pezones redondos de medio tamaño. Se los comencé a chupar mientras los dedos de mi mano jugaban con su clítoris. La panocha de Leticia era de medio tamaño con labios interiores y exteriores pequeños que prácticamente eran una raya bien ...
    ... depilada. No sé porque temblaba tanto, pero no recuerdo chica alguna que le temblara así el cuerpo y más que todo las piernas durante el coito. Pensando que don Lalo pudiese llamar y ponernos presión en el tiempo, bajé a esa panocha saladita y con un olor natural y me di a la faena de darle una buena mamada. Mi lengua se paseó de arriba abajo y dedicaba cierta rutina a solo chupar su clítoris mientras mis dedos apretaban sus pezones. Solo escucha a Leticia gemir y decir en ocasiones: - Oh Dios… que rico la chupa usted. – bajaba hasta su perineo amenazando llegar a su culito el cual se miraba con un ojete bien arrugadito y apretado.
    
    Leticia hacia ese vaivén como buscando la presión de mi lengua a su vulva y podía sentir como de su vagina emanaba ese río saladito que tanto me encanta. No podía durar tanto pues sus gemidos eróticos me indicaban que tocaba el cielo y ella comenzó a decirme: - Méteme la verga… que me vengo… Tony méteme la verga que me vengo. - Me fui por sobre ella y le dejé ir toda mi verga la cual se deslizó hasta que mis bolas pegaron en su perineo y Leticia se sacudía y me abrazaba fuertemente sin poder gemir o decir nada. Parecía que se quedaba inconsciente y solo podía sentir en mis piernas ese tic nervioso que le hacia temblar las piernas a Leticia. La seguí pompeando hasta le salió un gemido y me dijo: - Casi me matas con esta corrida… por Dios que corrida más rica.
    
    Leticia sabía que no me había corrido, pues una mujer sabe cuando uno se corre la ...