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Un affaire en Montevideo
Fecha: 18/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos
... problemas mete su pene en mí. Sin preámbulos, sin preparatorios. Mi vagina se estrecha con el pasar de su pene que me calienta las entrañas y me arranca gemidos. Gemidos que me elevan y me consumen la cordura. Nos ponemos ladeados en la cama, abro las piernas como puedo para dejarle entrar y sus manos ahora me sujetan del cuello y los hombros. Me mantienen quieta mientras empuja contra mí para arriba. Nos acomodarnos mejor y mi vagina recibe a su pene en lo más profundo y con cada hincada siento el glande en el útero. Mis gemidos son bestiales. Me susurra al oído: "¿Sos mía? Te siento solo mía. No lo podrás negar jamás... gringa puta... fina, hermosa y elegante, pero reputa. La mina más reputa que he conocido." Lo escucho sin responder. Me aplasta el clítoris y noto como los huesos de la pelvis son los que nos impiden que no me pueda atravesar más... Me aferro a él y me obliga a tener un orgasmo producto del roce y las caricias. Lo humedezco tanto que no me cabe la menor duda de que me chorreo para él. Pero aún no se ha corrido. Me sujeta del cuello y me guía para quedar acostada en la cama boca arriba, mi cabeza queda en el abismo de la cama y cuelga para tener una imagen al revés de sus piernas acercándose a mí. Veo todo como si el piso fuera el techo. Sé perfectamente lo que va a pasar y su cara de vicio no oculta las intenciones de buscar placer en mi boca. Estoy lista para aceptarlo sin condiciones. Acomoda mi cabello que llega al suelo. Pone en posición ...
... mi cara en el borde de la cama y ofrece su glande endurecido por los actos anteriores a lo que respondo abriendo mi boca y darle cabida en mí sin oposición. Su pene va desapareciendo poco a poco al mezclarse con lo húmedo de mi boca. Sostiene mi cabeza como si se tratara de mis caderas. Su pelvis sabe lo que hace y se balancea frente a mi rostro que acepta las embestidas fuertes, cediendo ante la dificultad de mi posición. Me deja tomar aire periódicamente y poder seguir en su juego. (En este caso estar con la cabeza hacia abajo y el hombre parado en sentido inverso se hace difícil mantener el falo adentro de la boca.) Después de algunos intentos logro recibirle muy adentro de mi garganta y complazco su morbo. Me produce espasmos en el cuerpo como arcadas pero nota que estoy decidida a complacerlo sin pedir nada a cambio. Mis manos se posan en sus muslos sujetándolo para seguir recibiéndole. Me sujeta cada mano con las suyas, las lleva a sus nalgas y me acota: "Guíame vos con tus manos Esther." Me llena de sorpresa y morbo, al ver que sus caderas obedecen a los impulsos de mis manos, llenándome la boca a voluntad. Es morboso sentir como lleno la boca con su ímpetu y vicio, tal y como él quisiera, pero soy yo quien lo guía. Me abre las piernas para poder acariciarme por adentro y eventualmente frotarme los labios vaginales. Sacó su pene de mi boca. Respiro. Siento lo que sucede en mis partes bajas. El pene queda a un costado de mi rostro mientras jadeo. Sus dedos se ...