1. En el medievo (P. 5): Teodon encula a Sahara


    Fecha: 20/06/2024, Categorías: Anal Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos

    Sahara se había escondido junto a Teodon. También estaban tras unas rocas, y aunque no podían ver a los que se habían parado en el sendero, si que podían oír sus voces lejanas.
    
    – Tenemos que subir más! Susurró Sahara a Teodon. – Aquí nos pueden oír si hacemos algún ruido.
    
    Sahara continuó reptando por la ladera y Teodon la siguió hasta que ya dejaron de percibir las voces de los caminantes. Era una zona entre rocas pero con hierba alta en el suelo. La espesura de los árboles no dejaban ver a pocos metros.
    
    – Creo que este es un buen sitio. Aquí no nos verán ni nos oirán! Comentó Sahara mientras se sentaba sobre la hierba.
    
    – Y los demás? Preguntó Teodon algo nervioso.
    
    – No te preocupes, seguro que se han escondido como nosotros. Esperaremos una hora y nos acercaremos al sendero para ver si se han ido. Ahora descansa y no hagas ruido.
    
    Sahara tiro de el para que se sentará. Se recostaron contra una de las rocas mientras sus respiraciones se iban relajando. Sahara giro la cabeza y vio a Teodon que miraba sus tetas con cara de niño travieso. Pensó que podían aprovechar la ocasión. Abrió más el escote de su vestido para provocar al muchacho. Miro hacia su pantalón y pudo ver cómo se iba abultado. Acerco su mano y toco sobre la tela.
    
    – Ummm, parece que esto se está animando!
    
    Dijo con sonrisa picarona. Teodon fue acercando su mano hasta las tetas, le abrió el escote hasta dejarlas al aire.
    
    β€œQue maravillosas tetas!” Pensó mientras las miraba. Eran más ...
    ... pequeñas que las de su madre, pero claramente más redondas, bonitas y duras. Su madre le había enseñado a tocarlas, a sobarlas y la mejor manera de chuparlas. Había sido año y medio de aprendizaje y lo había aprendido bien. Comenzó a pasar las yemas de sus dedos sobre ella rozando mínimamente los pezones. Al momento noto como se habían hinchado y endurecido. Sahara miraba su cara, era como la cara de un niño con un juguete nuevo.
    
    – Te gustan? Le dijo con un tono de voz suave.
    
    – Joder! Son preciosas! Y muy duras!
    
    Contestó el sin dejar de mirarlas con los ojos muy abiertos. Sahara seguía sobando su entrepierna, apretando suavemente el bulto hinchado bajo el pantalón.
    
    – Vamos, hazme lo que le haces a tu madre!
    
    Dijo con el mismo tono de voz suave y cariñosa. El muchacho acerco su otra mano y comenzó a amasarlas y a sobarlas las dos a la vez. Sahara seguía mirándole la cara, la excitaba ver cómo sus ojos chispeaban fulgurantes de deseo. Acercó la boca hasta uno de los pezones, paso su larga y carnosa lengua por el, una vez, otra y otra. Después fue al otro pezón e hizo lo mismo hasta dejar ensalivados los dos copiosamente. Abrió los labios y los succionó por turnos. Los dos pezones estaban ya rojos y muy duros y los mordisqueó con suavidad. Sahara notaba como iba creciendo su excitación.
    
    – Joder chico! Como me pones de caliente!
    
    Le susurró mientras le desabrochaba el pantalón. El miembro saltó como un resorte y duro como una roca. A Sahara no le dio tiempo para ...
Β«1234...Β»