1. Ese día, me hiciste creer


    Fecha: 26/06/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    Una historia por empezar, una historia de libertad, de sentimientos desbordados, pasión y amor. Una historia que empezó entre cables y ordenadores y terminó en la habitación de una casa frente al mar.
    
    Yo quería creer cuando oía tu voz en mi cabeza… claro que quería. Quería creer que había entre los dos una conexión especial, una conexión que iba más allá de cables y ordenadores… quería creer que éramos dos almas entablando contacto de una forma que escapaba a toda lógica.
    
    Yo quería creer, pero también sabía que la locura estaba a un solo paso y que quizá, si acababa creyendo lo que tú me decías, la locura podría apoderarse completamente de mi mente y entonces ya nunca sería libre para dudar, para decidir, para discernir… ya solo creería.
    
    Y entonces un día, juntando todo el valor que pude, ese que en tantos años no había tenido, me animé a un último ataque de valentía porque, bueno, yo quería creer. Y así, fui a tu encuentro sabiendo que estabas aquí, en mi ciudad.
    
    Aquel día lleno de otras personas, personas que no sabían lo que tú me decías, lo que yo quería creer, ese día, al fin te vi por primera vez.
    
    Yo solo te veía a ti, solo te escuchaba a ti… mientras las mejillas me ardían y el corazón aceleraba cada vez más sus pasos y tú… tú me trataste con amabilidad, con la misma que tratabas al resto, con una ínfima diferencia si, la ternura que te inspiraba verme sonrojar como una chiquilla cuando te miraba.
    
    Y entonces no oí más tu voz dentro de mi cabeza y en ...
    ... ese momento me pregunté si aquellas palabras, si esas casualidades que yo atesoraba tanto habían sido solo eso, casualidades y trampas… Y busqué tus ojos para saber si tú… si quizás… y me acercaba cada vez que podía buscando tu encuentro… pero tú continuabas completamente ajeno a todo.
    
    Y comprendí. Te dediqué una última mirada, un saludo de despedida y marché.
    
    Al llegar a casa, cuando cerré la puerta, tomé una decisión.
    
    Elegí perder mi libertad y raciocinio… porque sabía que al cruzar ese umbral, ya no iba a tener más dudas y porque todo lo que yo quería era creerle.
    
    Por eso te abrí la puerta sorprendida de que estuvieras allí… delante de ella, aporreándola con la culpa en tu rostro, por eso te dejé entrar… quizás fue la última mirada la que te hizo reaccionar, despertar, quizás entendiste que realmente si me despedía de ti, solo quizás en tu mente, porque en la mía había decidido a pesar de todo creerte, por eso nada más abrirte me tomaste entre tus brazos y me besaste, dejando que lo ajeno te importara, que yo… realmente te importaba.
    
    El día se levantaba una vez más y yo con él, la claridad de la mañana dibujaba una sonrisa en mi rostro y cuando abrí las contraventanas el sol entró a raudales en la pequeña habitación inundándolo todo con su luz, el aroma a mar, la brisa de las mañanas de un verano en ciernes. Me sentía observada, sabía que tú me mirabas, sabía que el camisón blanco por efecto de la luz trasparentaba mi cuerpo desnudo y que tú me dibujabas con ...
«1234...»