1. Ese día, me hiciste creer


    Fecha: 26/06/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... tu mirada.
    
    Había dejado de ser libre, había dejado… que la locura me invadiera porque quería creer en ti, creer en todo lo que me decías, creer en todo lo que me susurrabas al oído cuando me hacías el amor, no me importaba haber dejado mi libertad a un lado para ser… ahora tuya.
    
    El día se había levantado ventoso, mi pelo se enredaba con el viento y este a su vez hacía mover mi camisón pegándolo en mi piel, me mirabas y sabía que a pesar de haberlo recorrido toda la noche con tus besos, querías más… yo quería más. Había sido una noche muy larga para los dos, pero no lo suficiente, había amanecido antes de tiempo y los dos nos habíamos quedado con las ganas de seguir amándonos antes de caer rendidos, exhaustos, sudorosos encima de las sábanas de seda blancas, sabía que habíamos despertado con el pensamiento de que algo nos faltaba… nos faltaba decirnos, te quiero.
    
    Comprendí que esa palabra podía asustarte, sabía que me la habías intentado susurrar en mi oído mientras me hacías el amor, sabía que al igual que yo quería creer en ti… tú querías creer en mí, te había dado todo esa noche, te había enseñado por donde quería caminar, caminar de la mano junto a ti, dispuesta a caminar por escarpados acantilados, por ardientes desiertos y navegar por los océanos más traicioneros, te había dado mi libertad, te había dado el poder de discernir lo que está bien o lo que está mal, había cruzado aquel umbral que juré no traspasar y me había abrazado a la locura más dulce entre tus ...
    ... brazos… porque… solo quería creer en ti.
    
    Estaba enamorada, pero sabía, notaba… intuía que tú también te habías entregado, me habías entregado tu raciocinio, tu libertad, ahora éramos dos almas unidas en una misma locura, atrás quedaron, por fin, las dudas, dudas en las que él solo me miraba, miradas que aunque vacías me llamaban y luego se escondía, sabía que lo que me escribiste… lo que me susurraste a través de la pequeña pantalla de ordenador era cierto, solo hacía falta una pequeña mecha, un pequeño gesto para que echaras a andar y esa fue la despedida con mi mirada.
    
    Estaba tan feliz, tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta cuando te levantaste, solo noté como por detrás me abrazabas, pegando tu cuerpo desnudo al mío, sintiendo tus fuertes manos en mi vientre, tus labios en mi oído besándome, diciéndome por primera vez… te quiero. Entonces sentí como mi cuerpo escapaba por la ventana, volando hacia un final incierto, como mi mente se disolvía en un mar de deseo, deseo ser tuya otra vez, deseo besarte, abrazarte, darte mi cuerpo para que hagas con él… para que me ames.
    
    Tus manos habían pasado de mi vientre a mis senos, acariciado mi cuerpo a su paso, subiéndome el camisón y dejando que mis nalgas sintieran el roce de tu piel, tenía los pezones hinchados del frío de la mañana, sensibles al tacto de tus dedos cuando me los pellizcabas y por encima del camisón dibujabas mis areolas. Mi cuello se ha desprotegido y tú me apartabas la melena para besármelo ...
«1234...»