Cumpliendo la fantasía del esposo de mi prima - Relatos Eróticos

Cumpliendo la fantasía del esposo de mi prima

... saliva su miembro.

— ¿Te gusta mi pene?

— Mmmm... Me encanta. Me encanta la cabecita.

Le dije mientras le besaba la rosada cabeza de su pene.

— Métetelo todo anda. Sé que puedes!

Contuve la respiración y lo introduje enteramente en mi garganta. No se me hizo difícil, la verdad. Todo estaba muy lubricado. Su pene, mis labios...

Cabe destacar, que mi especialidad es hacer garganta profunda. Así los vuelvo locos.

Gabriel soltó un gemido fuerte, un gemido de satisfacción total y eso me motivó a seguirle practicando garganta profunda. Lo hice como 3 veces más hasta que me tomó por el cuello y me levantó del suelo. Yo aún con mi vestido puesto le coloqué mis tetas en su cara y con sus dos manos las dejó salir del escote. Me dijo que me separara un poco de él para así tener mejor vista de mis tetas.

— ¡Qué rica estás!

Me dijo mirándome fijamente y luego me acercó a él para besarme el cuello y luego bajar hasta mis pezones.

— Muérdelos. Siii. Juega con ellos. Llénalos de saliva.

Le digo entre gemidos y Gabriel obedece.

— Mmm qué ricas estás teticas que me estoy comiendo. Justo como me las imaginaba.

— ¿Te gustan mis tetas pequeñas? Chúpalas!

El aún estaba sentado con su verga al aire chorreando mi saliva mientras yo me encontraba de pie frente a él apretando mi entrepierna contra la suya.

Estaba al borde del deseo. La excitación recorría todo mi cuerpo, desde la cabeza a los pies. Mis pezones estaban gozando un montón de sus mordidas y ...

... sus pellizcos. Yo no paraba de gemir, estaba vuelta loca en serio...

Le agarré la cara para que dejara de chuparme las tetas y me viera a los ojos para decirle:

— ¿Desde hace cuánto tiempo no te comes un culito apretadito?

— Wow hace años que tú prima no me deja hacerle anal. Con el culo que tiene...

— ¡Qué lástima! ¿Y el mío no te gusta?

Me di una vuelta y me levanté el vestido para inclinarme y mostrarle mi pequeño hilo negro.

— Creo que el tuyo puede gustarme más. Quítate el panty.

Exclamó.

Me quite el panty lentamente estando de espaldas todavía, mostrándole mi culo y luego se las entregué.

— Te las regalo. Para que me recuerdes.

Me arreglé en posición un poco más baja y el empezó a lamerme el culo. Su lengua entraba y salía de mi huequito anal y yo me mordía los labios sin parar.

— Ahhh, dale si! Disfruta ese culo!

Abrí mis nalgas de par en par para que clavara su cara bien adentro de ellas. Quería que se regodeara con mis jugos.

Gabriel jugaba con su lengua entre mi vagina y mi ano de una manera increíble. Sentía muchas ganas de hacerlo más seguido.

Después de unos minutos, se levantó de la mesa e intercambiamos posiciones. Ahora yo estaba delante de él en cuatro.

Introdujo dos dedos estimulando mi culo y se acercó a mi oído por detrás para decirme:

— Te voy a coger este culito como nadie!

Y enseguida sacó sus dedos y me penetró sin dudarlo.

Grité y gemí con mucho placer:

— ¡Siii!

Mientras me estaba penetrando el ...