Cumpliendo la fantasía del esposo de mi prima - Relatos Eróticos

Cumpliendo la fantasía del esposo de mi prima

... culo fuertemente, utilizaba su mano derecha para estimular mi clítoris y también darme placer en mi cosita.

— Quiero que disfrutes zorra. ¿Lo estás disfrutando?

Ya a estas alturas no me salían las palabras, el placer me inundaba y el deseo, la adrenalina se habían adueñado de mi cuerpo. Estaba inmóvil, dejándome llevar por sus fuertes embestidas hasta que me dijo:

— Abre las piernas. Te voy a llenar ese culo de leche.

Esa frase me puso extra caliente! Y la manera en que lo dijo... Ufff. Abrí las piernas sin pensarlo y sentí como su verga se iba vaciando dentro de mí.

En unos segundos ya me había literalmente llenado el culo de leche.

Gabriel soltó un suspiro pero permaneció con su pene adentro de mí.

Era más fácil seguirlo introduciendo puesto que el semen hacía que se lubricara sutilmente. Así que empecé a moverme hacia adelante y hacia atrás.

La leche comenzó a gotear de mi culo y su ardiente miembro entraba y salía sin problema.

— ¿Que hacesss? Estoy exhausto.

Me dice Gabriel entre risas.

— ¿No querías saber qué tan perra puedo ser en la cama? Pues mira.

Me abrí el culo de par en par nuevamente pero esta vez con su verga creciendo dentro de mi. Se sentía ...

... fenomenal! Mi culo estaba abiertísimo y no sentía nada de dolor. Solo placer. Además, yo controlaba la situación y los movimientos.

Daba pequeñas sentadas en su miembro haciendo que mis nalgas rebotaran.

— Sí que eres una zorra ehhh... A tu prima le encantaría verte dándome ese culito...

Yo estaba inspirada sentada encima de Gabriel y sintiendo su verga en mi culo cuando escuchamos un ruido cerca de la puerta.

— Amor, ¿Qué pasa? ¿Por qué tardan tanto?

Exclamó Julia a lo lejos.

Gabriel se salió de mi culo rápidamente, se limpió como pudo y me pidió que me escondiera. Agarró las ramas de menta que habíamos venido a buscar y salió corriendo.

— ¡Aquí estoy amor! Tu prima estuvo vomitando en el baño, creo que fue mucho alcohol para ella.

— Mmm... O sea que ahora estamos los dos solos?

Escuché a Julia decirle a su marido y deduje que se habían ido a su cuarto porque esperé un rato escondida y nadie entró al jardín. Luego de unos minutos decidí salir de allí con mucha cautela y me dirigí al cuarto de huéspedes.

Admito que esa noche no pude dormir pensando en cómo Gabriel había tenido la mejor noche de su vida con su esposa y su prima, (por separado). Y de lo mucho que quería repetirlo...