1. LA SUEGRA DE MI AMIGO


    Fecha: 01/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... accesorio. Lo que mis ojos volvieron a buscar de nuevo, era lo que acababan de ver instantes antes. Lo difícil era bajar la mirada y no reparar en aquel panorama. Al final de sus largas piernas, los dos cachetes del culo se ofrecían a mi vista en una espectacular perspectiva directa. Allí mismo, a unos pocos metros de mis ojos. En la apretada línea que los separaba, se marcaba un pequeño ensanchamiento que indicaba claramente el lugar en el que estaba el agujerito del ano. A continuación, la línea se volvía a apretar un poquito hacia adelante, para enseguida convertirse en una delgada hendidura conformada por los labios de su vulva…una turgente y atractiva vulva.
    
    Ella seguía con su limpieza, ajena por completo a lo que yo estaba contemplando y, por supuesto, más ajena aún al deleite con el que mis ojos “analizaban” cada centímetro de sus nalgas y de su sexo. Acercando mi cara hacia la escalera, alcanzaba a ver hasta el pubis y el bajo vientre que se ofrecían sin problema, gracias a la holgura del camisón y la bata al viento que usaba doña Esther.
    
    - Ernesto, sujeta fuerte que voy a ver si alcanzo ese último azulejo.
    
    Adelantó un pie hasta un pequeño saliente que formaba una moldura, para de esta manera tratar de llegar a la esquina superior del mosaico. Quedó en una difícil postura, con un pie en el peldaño de la escalera y el otro apoyado en aquel resalto. Con ello, las piernas estaban forzadamente más abiertas…y la visión desde abajo se convirtió en algo realmente ...
    ... espectacular. Como tuvo que separar las piernas, me ofreció una vista esplendorosa del conjunto muslos, nalgas, vulva y pubis. Los rápidos momentos que llevaba contemplando aquello, habían despertado mi libido e inevitablemente, mi pene estaba casi erecto, solamente protegido por la suave tela del pantalón corto del pijama. De improviso, doña Esther al empezar a bajar volvió su cara hacia abajo…
    
    - Huy Ernesto...perdona el tiempo que me he demorado y por favor, no mires para arriba que ya estoy bajando.
    
    - No hay problema…pero baje con tranquilidad.
    
    Tome su tiempo que eso es lo que a mí me sobra.
    
    Escalón por escalón doña Esther llegó a bajar y al mirar abajo tuvo que haber notado la erección que tenía, la cual no tuvo tiempo de decaer.
    
    Me miró a la cara y con una media sonrisa dijo: - Bueno, bueno… creo que ya por hoy acabamos con el trabajo… y la diversión.
    
    Yo todo cortado, no atiné a responder solamente a voltearme y enrumbar hacia donde había venido, diciendo “iré a tomar una ducha”.
    
    Me sentí a mis 29 años como un chico sorprendido al hacer una malacrianza. Pero, por qué no nos tomamos un café antes, me preguntó la doña.
    
    Bueno, con gusto le respondí.
    
    Nos dirigimos a la cocina y mientras yo me lavaba las manos y mi pene volvía a su posición de “descanso”, Esther conectaba la “hervidora” de agua.
    
    Cuando a ella le tocó lavárselas, me preguntó despaciosamente como me gustaba el café.
    
    Le dije que simple al estilo americano. Mientras se secaba las ...
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