1. LA SUEGRA DE MI AMIGO


    Fecha: 01/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... manos me propuso ¿Qué tal si le ponemos un poco whisky para amenizar la mañana?
    
    Como digas, le respondí.
    
    Buscó en uno de los compartimentos de un armario vecino y sacó una botella de etiqueta negra.
    
    En seguida sacó dos jarros de regular tamaño, les colocó la esencia del café pasado gota a gota, un buen chorro de licor a cada uno y los llenó con agua que recién acababa de hervir. Me alcanzó uno diciendo – Cada uno lo endulza según su gusto.
    
    En el tiempo que ella dedicó a la preparación del café enriquecido, yo la miraba y admiraba la esbeltez de su bien formado cuerpo, protegida únicamente con una ligera bata puesta seguramente sobre un camisón veraniego.
    
    No llevaba corpiño que sujetara esos senos que se movían al unísono con cada movimiento rápido que hacía Esther. La bata se le pegaba al cuerpo y le llegaba por encima de las rodillas. Su par de nalgas conformaban una atractiva y casi perfecta esfera que por arriba era coronada con una cintura de menor diámetro y por debajo, sostenida por un par de muslos bien proporcionados.
    
    Su cara ovalada presentaba un cutis muy bien cuidado a pesar que no tenía ninguna aplicación de cremas o algo por el estilo.
    
    Además, se le notaba un carácter desenvuelto y de fácil sonrisa.
    
    Nos sentamos frente a frente en la mesa de la cocina y empezamos a sorber de a pocos nuestros cafés. Te gusta la música, dijo de repente.
    
    Claro que sí, respondí.
    
    Se levantó y prendiendo la radio empezó a buscar una estación.
    
    Ubicó ...
    ... una con música tropical.
    
    Esta es la música que me divierte y que me hace bailar cuando estoy sola. Se sentó y siguió sorbiendo su café.
    
    Ya cuando estaba por terminar con el contenido de mi jarro y empezaba a sentir los efectos del whisky, sentí unos golpecitos en una de mis pantorrillas.
    
    Era uno de sus pies.
    
    Qué dices Ernesto, ¿te atreves a bailar un poco? No sé, le respondí a propósito.
    
    Anda, anímate que este cafecito me haya despertado las ganas. Y mientras así decía, me pasaba su pie por mi pantorrilla. Bueno, vamos pues, ojalá que no quede mal y me levanté, ofreciéndole mi mano.
    
    Al principio la separación entre los dos era normal y como era música salsa la que oíamos, Esther aprovechaba para separarse y dar unos pasos de fantasía que permitían exhibir su ritmo y su bien contorneado cuerpo.
    
    Yo la miraba y no me perdía ningún detalle de sus miradas, sonrisas y del movimiento de sus senos y de sus caderas. Traté de seguir sus pasos en 3 canciones seguidas hasta que, por fin, sonó una salsa romántica y le dije, atrayéndola hacia mí, vamos a recuperar fuerzas y bailemos más lento.
    
    Lo que quiera señor, contestó.
    
    Le sujeté la espalda con mi mano derecha mientras con la izquierda, tomé su mano derecha.
    
    Ella se acomodó grácilmente a mi cuerpo y empezamos a deslizarnos al compás de la música.
    
    A los pocos momentos, llegué a pegar mi cara a la de ella sin sentir ninguna resistencia de su parte.
    
    A partir de ese momento, pude notar que sus muslos ...
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