1. LA SUEGRA DE MI AMIGO


    Fecha: 01/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... trataban de mantenerse pegados a los míos.
    
    La sedosa tela de su bata, la tibieza de su cuerpo, el ritmo de la música, los roces de nuestros cuerpos y el whisky consumido, hicieron que mi falo despertara nuevamente con notoria presencia debido a mi corta y ligera pijama.
    
    Todo pasó muy rápido.
    
    Con esa calentura y mi falo arrecho apreté más a Esther hacia mí. Entrelazando mis dedos a los de su mano, los acerqué a mi pecho.
    
    Mi otra mano bajó de la espalda a su cintura y empecé a dirigir sus movimientos de cadera para que coincidan con la mía. Esther callada me dejaba hacer.
    
    Mi siguiente movimiento fue tratar de adentrar mi rodilla entre sus dos muslos y oh feliz sorpresa, sentí que a momentos me la oprimía.
    
    Ya desenfadado, empecé a rozar con mis labios su blanco cuello y el lóbulo de su oreja. Al percibir que no ponía resistencia, me lancé a besar suavemente la zona debajo de su oreja, así como a aprisionar con mis labios el pallar de la misma. Yo sentía que mi falo se ponía cada vez más duro.
    
    En un momento, soltó su mano y la dirigió sin titubeo alguno hacia mi bajo vientre hasta alcanzar mi duro sexo.
    
    Pudo sacarlo con facilidad del pantaloncillo y lo acercó al triángulo formado por sus muslos y su vulva.
    
    Ya no regresó su mano junto a la mía, sino que me enlazó el cuello con sus dos brazos.
    
    Ya la música no nos dirigió más.
    
    Seguíamos a nuestro sensual y propio ritmo.
    
    Nuestros movimientos eran para acomodarnos más y mejor.
    
    Esther no decía ...
    ... palabras solamente le sentía un suave jadeo.
    
    Yo decidí no hablar también porque nos conocíamos tan poco… solamente trataba de besar lo mejor que podía ese cuello, su barbilla y las orejas.
    
    Bajé mis dos manos y así con fuerza sus dos redondeadas nalgas.
    
    De esa manera nuestras caderas y sexos se frotaban, se separaban y se volvían a juntar, incrementando nuestro placer.
    
    Ella bajó sus brazos de mi cuello y empezó a sacarme la camisa del pijama para apropiarse de mis pectorales.
    
    Agachándose un poco, empezó a besarme el pecho mientras me acariciaba los hombros y los flancos.
    
    Me lamió mis tetillas, las que se pusieron duras y erectas y allí aprovechó en darle mordisquitos y rodearlas con sus dientes. Yo con la cabeza levantada, los ojos cerrados y el pene duro como un tronco, con el glande sujeto entre los muslos de Esther, me sentía en el séptimo cielo.
    
    Luego de un delicioso y largo momento, atiné a sacarle la bata que cayó al suelo.
    
    Quedó su cuerpo cubierto con su bikini blanco y un liviano camisón sostenido por dos tiras, que también cayó fácilmente.
    
    Vi unas tetas algo caídas, pero manteniendo aún sus formas atractivas, coronadas con un par de pezones erectos rodeados con aureolas de color carmelita.
    
    Como bebe de pecho me sujeté a una, succionándola y jugueteando con mi lengua, tratando de llenar mi boca con todo lo que podía de ese albo seno.
    
    Esther se sostenía de mis dos brazos con la cabeza recostada en uno de sus hombros.
    
    Empecé alternar los ...
«12...4567»