-
La vecinita transexual
Fecha: 02/07/2024, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... no llevaba nada por debajo mi pene saltó apuntando al techo como el mástil de un drakkar. - ¡Bonita polla!. - No tanto como la tuya y esta noche toda para ti. - ¿Solo esta noche?. ¡Ah!. Si claro, que tu hermana también tiene derechos sobre ella. - Si te portas bien con este vejete lo podrás comprobar. - De vejete nada con lo que estoy viendo. Se le quedó mirando unos segundos con una increíble expresión de lujuria que nunca había visto en sus bonitos rasgos. Para pasar a rodearlo con sus finos dedos en una suave caricia. Estaba tan excitado y duro que no hacía falta nada más. Nada aparte de lubricante que aún sin saber si podía pasar algo con esa belleza había escondido un frasco entre los cojines del sofá. Hombre previsor vale por dos. Sonrió con malicia al ver el pequeño bote en mi mano. Se giró y me ofreció su precioso culito. - Ya que estás tan preparado, pónmelo tú. Aquello era una verdadera tentación. Así que me incliné más para acariciarlo, mejor dicho adorarlo. Separar sus nalgas con las manos y pasar la lengua por todo el canal de las delicias. Estaba claro que se había preparado en su casa antes de bajar. No estaba limpio, estaba prístino. Se hubiera podido comer sobre ese ano. Y eso fue lo que hice, clavar la húmeda en tan lindo agujero. Ya no abría la boca más que para gemir y jadear. No necesitaba más para saber que lo estaba haciendo bien. Recogió el lubricante del sofá y pasando una mano entre sus largos muslos dejó caer ...
... una buena cantidad en mi glande. La extendió por el tronco y hasta resbaló parte por los testículos. - Toma. Le cogí el frasco de la mano rozando sus dedos. Le puse una generosa cantidad en el ano extendiéndolo y clavando índice y medio para empezar a dilatarla. Durante un rato estuve jugando con el ano alternando lengua y dedos. Por algo era lubricante comestible. Su jadeo y su sonrisa lasciva me indicaron que estaba preparada, pero yo quería ver su linda carita mientras me cabalgaba. La giré y tiré de su cadera hasta que volvió a subir sobre mis muslos. - Quiero verte. De inmediato nuestras manos fueron directas a los pechos del otro pellizcando los pezones. Mi rabo estaba tan duro que una vez enfocado al agujero no hizo falta más que ella fuera bajando la cadera despacio. - Me encanta. Es perfecta para mi culo. - Se ve que no soy el primero. - Pero uno de los mejores. ¿No tendrás celos?. - Puede que un poco. ¿Quién no querría esta perfección entre los brazos?. Soltó una carcajada ante mi descarado alago. Entraba suave pero firme y sin parar. Hasta que sus huevos se apoyaron en mi pubis. Soltó un suspiro en ese momento y paró unos segundos para notarla dentro. Y yo notarla apretada en su interior. Aquello era un horno. - Espera, siéntela. No hay prisa. Teniéndola ensartada volví a besarla antes de que se moviera. Me encantaba la forma en que su lengua juguetona buscaba hasta la última gota de saliva en mi boca. Poco tardó en empezar ...