Depravadita
Fecha: 04/07/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que ya sabía del asunto, con la excusa de preguntarle si quería que llevara algo de su parte para Antón. Ella me comió a besos por el doble buen gesto: cuidar de su hijo y llevarle comida y otras cosillas de primera necesidad. El caso es que salí de allí engordando mi cartera con otros 100 euros, el motivo encubierto de ‘mi buen segundo gesto’.
Gracias al eficiente GPS del coche, llegué sin novedades a mi destino: La Libertad.
Tras aparcar el coche y convencer al portero del edificio, donde vive mi primo, de que precisamente era su prima, llamé a la puerta del apartamento y esperé.
ꟷ ¿Locaaaa? ꟷPreguntó mi primo con cierto tono de sorpresaꟷ ¿Cómo es que tú… estás… aquí? ꟷVolvió a preguntar, tartamudeando.
ꟷ ¿Cómo?... ¿Nadie te ha informado de mi llegada? ꟷCuestioné yo.
Aclaro que mi primo me llama “Loca” desde que una vez, a mis trece años, le quemé las cejas con un mechero. No recuerdo si queriendo o sin querer. Lo que sí recuerdo es que reí mucho y que él se cabreó proporcionalmente al volumen de mis carcajadas.
Él me dijo que no había respondido a las incesantes llamadas de su madre, después de contarle lo del accidente y asegurarle que se veía capacitado para cuidar de sí mismo.
ꟷ A mis 26 años no estoy para tonterías. –Aseveróꟷ. ¿Las madres no se dan cuenta de que, cuando abandonamos el nido, también salimos de debajo de sus faldas?
ꟷDímelo a mí, que mira en lo que me he metido para librarme de ella unos días. ꟷMurmuré.
El resto fue alegría ...
... porque llevábamos dos años sin vernos.
En este punto regreso a mi agradecimiento al Presidente del Gobierno porque, al día siguiente, declaró el estado de alarma debido a la crisis sanitaria por el COVIDꟷ19.
‘Mi suerte’, entre comillas, no podía ser mejor. ¿Por qué?, se preguntarán ustedes, mis queridos lectores. La razón es que, debido a esta circunstancia que duraría, en principio, quince días, vi la forma de ampliar mis improvisadas vacaciones un par de semanitas más, aunque ello supusiera un aislamiento casi monástico.
No me costó convencer a mi madre: por un lado, estaba la lesión de mi primo, que yo magnifiqué mucho más de la cuenta; por otro lado, concurría la circunstancia de que las clases en la universidad se habían suspendido; finalmente, recurrí a un repentino temor, no al virus (que lo tenía), sino al caos que pudiera originarse a raíz de la situación y el peligro que podría suponer salir a la carretera.
ꟷ Imagínate, mamá…, yo solita en el coche por esas carreteras de dios. ꟷ Exageréꟷ Desamparada, expuesta a que me hagan… Dios sabe lo que unos desalmados podrían hacerle a una chiquilla indefensa como yo. ꟷSeguí con el culebrón improvisado, lloriqueando, sonándome la nariz, representando un papelón digno de un Oscar.
No solo conseguí quedarme con mi primo. También alimenté mi cartera con 200 euros que mi madre ingresó en mi cuenta de ahorros (por llamarla de algún modo ya que solo tenía, si no recuerdo mal, 20 o 30 euros) para que “no muriera de ...