Mis odiosas hijastras (10)
Fecha: 08/07/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... hombres caen.
—No me contestaste lo que te pregunté antes —dije. No me molesté en reiterar la pregunta. Ella sabía muy bien lo que necesitaba saber.
—Sí. Obvio que mamá te engaña. Por eso esta vez es diferente —dijo.
—Diferente ¿Cómo? —pregunté.
—Dejame en paz. Me voy a dar una ducha. Y cuando vuelva, quiero un poco de privacidad ¿Puede ser?
—No. No puede ser —respondí, resuelto—. Estoy a punto de tener un giro de ciento ochenta grados en mi vida. Me voy a tener que ir de acá y todavía no tengo idea de en dónde mierda voy a dormir. Así que no. Me voy a quedar acá hasta que te dignes a decirme qué mierda está pasando.
Valentina suspiró, exasperada. No insistió en que me fuera, por lo que supuse que aceptaba lo que le había planteado. Se irguió. Sacó una de sus piernas de la cama y la apoyó en el piso. En ese breve momento en donde sus piernas quedaron separadas, su sexo quedó más expuesto que nunca. Luego salió de la cama del todo. Quedó de pie frente a mí, a apenas unos centímetros de donde me había sentado. Podría haberse levantado del otro lado de la cama, pero lo había hecho de manera que yo quedara nuevamente a merced de mi lujuria. Su sensualidad era tal que a pesar de que a esas alturas no solo sabía que todo era un engaño, sino que ella misma me lo había confesado, aún así me resultó una tortura controlarme para no agarrarla del brazo, tumbarla en la cama y violarla ahí mismo. Así de peligroso podía ser una adolescente. El cuerpo de una chica como ...
... Valentina era un arma, en todo el sentido de la palabra.
Pasó a mi lado, meneando las caderas. Su enorme trasero nuevamente causó un efecto hipnótico en mí. Y eso se intensificó mucho más cuando se inclinó para sacar de uno de los cajones de su ropero un nuevo conjunto de ropa interior. Solo la curiosidad de saber qué era lo que llevaría puesto de aquí en más me hicieron desviar durante unos segundos mis ojos de ese orto criminal. Era una bombacha blanca con los bordes rosas y pintitas del mismo color. Era una prenda más propia de Sami que de ella. No obstante, no me decepcionó el hecho de que esta vez tampoco llevara una tanguita, ya que cualquier prenda era sensual en ese impresionante cuerpo.
Caminó hasta el baño, y cerró la puerta tras de sí. Quedé sentado, totalmente al palo. Escuché el agua de ducha que empezaba a caer. Me acaricié la verga por encima del pantalón. Realmente ya no daba más de lo caliente que estaba. No sería mala idea acabar de nuevo, así sería más factible controlarme frente a esa chica que no perdía oportunidad de provocarme.
Pensé que quizás sería lo mejor irme de ahí de una buena vez. No tenía donde caerme muerto, pero ya no había motivos para seguir ahí. Era cierto que tenía varias preguntas que hacer, pero lo esencial ya lo sabía: mi mujer le había ordenado a sus hijas que me sedujeran y les informara cuál era mi reacción. Y yo había caído con mucha facilidad.
—¡Adrián! —gritó Valu desde el baño. Cuando pasaron apenas unos segundos, ...