Ainhoa, la policial local
Fecha: 15/07/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos
Mi verano llegaba a su fin, multitud de saludos me recibían bajo el sol. Pequeñas y brillantes manos movidas por el agitado viento de la tramontana me daban la bienvenida. Poco a poco, dejaba atrás el cálido aire húmedo y salado, mientras me desplazaba rápidamente por la autopista, camino a casa. Feliz, por volver a mi mundo conocido, y triste, al dejar atrás un verano de experiencias desconocidas y del que, probablemente, sólo quedaría el recuerdo. El soporífero aire cálido, cargado de contaminación me indicaba que estaba cerca.
Me había adelantado, mientras mi familia seguía disfrutando de los últimos días de vacaciones. El trabajo me reclamaba.
La entrada en la ciudad fue rápida, más de lo que recordaba. Quedaban unos días para el final de agosto y la circulación era fluida.
Después de aparcar, subí el equipaje. Todo estaba en orden, como lo dejamos. El aire cálido y muy cargado, con olor a cerrado. Abrí las ventanas para airear la casa. Poco a poco fue desapareciendo el aire estancado y la temperatura interior se hizo insoportable. Después de cerrar las ventanas y poner en marcha el aire acondicionado, lo primero que hice fue buscar mi móvil. Tenía que llamarla.
-Ainhoa, ¿qué tal cómo estás? Acabo de llegar. Si escuchas este mensaje llámame o envíame un whatsapp. Besos.
Había conocido a Ainhoa tres semanas antes y de la peor manera posible. Ainhoa, era agente de la policía local, con sede en el Baix Empordà.
La primera vez que nos conocimos, ...
... circulaba por la comarcal a 120 Km/h, sobrepasando de largo la velocidad máxima.
Es una recta sin tráfico, por lo que aprieto el acelerador, me dejo llevar, disfrutando de la velocidad. En mitad de la recta, miro a la derecha y advierto un automóvil de la policía local, agazapado en el lateral de un restaurante. ¡Mierda!, pienso.
En unos segundos, sale de su escondite, se pone en marcha a toda velocidad detrás de mí, con las luces azules encendidas, me invita a pararme y a situarme en el arcén. Me paro y espero. Mirando por el espejo retrovisor, veo que del vehículo de la policía, baja una mujer, con su chaleco y pantalón azul marino y camisa azul clara. Sus andares no invitan a nada bueno.
Conforme se acerca, la observo. Es alta, o al menos más alta que yo. Bajo su gorra, lleva pelo negro, corto. Es esbelta, musculosa y de andar enérgico.
Se sitúa al lado de mi ventanilla y me indica con la mano que la baje.
-Buenos días. Caballero, ¿sabe a la velocidad que circulaba?
-Pues… no me he fijado, tengo prisa porque tenemos un familiar en el hospital y es posible que haya ido más rápido de lo permitido.
-Caballero, bastante más de lo permitido, iba usted a 120 Km/h. Documentación, por favor, la suya y la del vehículo y ¡póngase la mascarilla!
Su tono es seco y autoritario. ¡Qué tía más borde! pienso.
Mientras se la entrego, la observo. Sus ojos son negros y rasgados. La piel que rodea su mascarilla, morena. Sus manos delgadas y fuertes. Calculo que debe tener ...