1. Rosi


    Fecha: 16/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: rafacal, Fuente: CuentoRelatos

    Durante mis primeros años de universidad, mis experiencias sexuales eran escasas, como lo describí en mi escrito “Mi timidez”. Se limitaban a contados encuentros casuales con muy pocas amigas preferenciales o compañeras de estudios, con las que había manoseos nerviosos e intensas besaderas, que no me llevaban a un final feliz, principalmente a causa de mi timidez e inocencia. Estas sesiones, se llevaban a cabo generalmente, dentro de uno de los autos de mi familia. Por lo general, cuando había con quien… y generalmente después del atardecer, me dirigía con la candidata del día, a una oscura área detrás del estadio de la universidad, donde aparcaba y con algo de suerte lograba los manoseos que arriba describo.
    
    Debo aclarar, que esto sucedía en los años sesenta del siglo pasado, cuando las muchachas, no creo que fueran muy santurronas, pero sus esfuerzos pre-eróticos se limitaban a asegurarme, que no eran putas. Me explico. Durante un manoseo e intensa besadera de aquellas, cuando mis manos trataban de lograr un primer agarrón de teta, la expresión inmediata que saldría de ella sería −¡Rafa, no hagas eso! ¿Quién crees que soy? −exclamaría enérgicamente, tratando de exponer su no comprobada castidad, proveniente seguramente del colegio de monjas donde se habría educado, aunque estuviera legítimamente muriéndose de ganas de que la manoseara.
    
    Minutos después, mis ruegos, ayudados por respiraciones agitadas, la animarían a permitirle a mis aventureras manos, llegar a su ...
    ... destino, sus bellas tetas, coronadas por esos pezones que me imaginaba grandes y oscuros, mi fantasía desde muy joven. Llegar a ellas era un triunfo, el que demostraba que no era tan casta como quería aparentar. Te cuento que nunca había visto en realidad uno de esos deseados pezones, sólo unos pocos en las películas francesas para mayores de veintiuno, que se exhibían en algunos teatros bogotanos.
    
    En seguida, querido lector, mi siguiente meta sería bajo la guía, no de mi inexistente experiencia, sino de mi instinto de macho excitado, poder chupar esos pezones, los que ya te describí arriba, hace un minuto. Debería proceder a desabotonar la odiosa blusa y tratar de liberar del soportador, uno de sus pechos. Para mi desconsuelo, después de tremendo forcejeo, oiría de nuevo −¡Rafa, no hagas eso! ¿Quién crees que soy? −exclamaría ella.
    
    Después de otro forcejeo para sacar la segunda teta y embelesarme chupando por primera vez esos deseados pezones, después de oírla respirar con notable energía, como lo hace una vaca pariendo, se me presentaba el siguiente reto… mandarle una de mis manos allá abajo, como me habían aconsejado algunos de mis amigos, más expertos que yo.
    
    Su airada expresión entonces, sería −¡Rafa, eso si no! ¿Quien crees que soy? ¿Crees que soy una puta?
    
    Después de un agitado forcejeo más, lograba acercar mi mano a aquella prohibida meta, pero la fuerza que ella aplicaba para cerrar y apretar sus muslos y piernas, seguramente enseñanzas de las Monjas, daba por ...
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