1. La princesa de no sé dónde (Segunda parte)


    Fecha: 16/07/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... minutos me lo dijo con una sonrisa que me dejaba ver esos dientes perfectos y perlados: ¡Quiero que me folles el culo! ¿Quieres?
    
    En ese momento se puso en cuatro o de perrito a la orilla de la cama. Era la cama de altura perfecta pues mi falo se alineaba sin ningún ajuste a su oscuro ojete. Ella tomó de su propia saliva y se lubricó el ano y luego tomó mi glande y se lo paseó como otra alternativa para su lubricación. Le empujé el glande y este había quedado sujetado por ese apretado anillo. Ella dio un gemido y luego me detuvo con una de sus manos y solo me dijo que fuese despacio. Las tremendas nalgas de esta mujer eran un espectáculo aparte, nada que ver con las dimensiones de Claudia, la princesa de no sé dónde, que eran las típicas nalgas pequeñas y redondas de una chica petit. Con los minutos se la hundí hasta sentir que mis huevos pegaban en su panocha y lentamente le hacía el vaivén hasta luego hacerlo frenéticamente mientras escuchaba que esta mujer se cacheteaba la panocha mientras mi verga entraba y salía sin cesar. Cinco minutos después comenzó a gemir y enseguida explotó con otro orgasmo que parecían la estaban matando del placer. Eran un chillido agudo que se elevó y se regó por toda la casa y una vez más esa cama crujía y se escuchaba el cacheteo de mi pelvis pegando en sus nalgas.
    
    Estaba admirada que no me había corrido y de repente veo entrar a dos chicas con toallas en las manos y en esta ocasión solo me limpian a mi y esta chica negra desaparece ...
    ... por unos instantes pues se ha ido para el baño. Cuando regresa ella ve que tengo mi verga erecta y me pide que me acueste sobre mis hombros. Comienza de nuevo con un oral, pero en esta ocasión se concentra en besar mi glande y es todo lo que chupa y con los minutos se va por sobre mi a cabalgarme. Pensé que se metería mi falo en su concha, pero se lo lleva a la entrada de su culo de nuevo. - ¿Te gusta? – me preguntó.
    
    Tenía esas tetas saltando sobre mí, miraba esa panocha abierta con sus labios rojizos mientras veía como mi verga aparecía y desaparecía, entrando y saliendo de ese apretado y oscuro ojete. Esta chica estaba en buenas condiciones físicas, pues aquella faena la hacía como haciendo flexiones y así pasó por varios minutos hasta verla que aparecía una línea de sudor en su frente y pechos. Tomó unas toallas que habían dejado ahí las otras chicas y se removió el sudor con ellas. En esa pausa aprovechó para ponerse a la inversa y me dejaba sus nalgas expuestas. Se metió de nuevo mi falo hasta chocar con mi pelvis y sus piernas se flexionaban de arriba abajo en una faena que solo a esta chica recuerdo haber hecho. Tenía una resistencia descomunal que en los minutos miraba como su espalda y glúteos se humedecían del sudor y ella a la vez entregándome su enorme culo se comenzó a chaquetear la panocha de nuevo.
    
    Los chillidos agudos llegaron de nuevo y se escuchaba ese crujir de la cama que parecía que en cualquier momento podría quebrarse. Se dejó ir de un solo sentón ...