1. Detrás de las redes


    Fecha: 16/07/2024, Categorías: Gays Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos

    Ocurrió como suele ocurrir estos días, conocí a Joxe en una red de contactos. Todo parecía ir guay, 19 añitos, cara de pillo, y una mirada intensa y sensual. Tenía septum, cara fina y de facciones marcadas, con zonas de barba incipiente y otras sin noticias de nada aún, castaño claro y de cejas finas. Tenía fotos subidas en el cuarto de baño y era de mi tipo, brazos finos, flaco y sin vello; la zona baja del abdomen en el centro subía provocativamente dejando casi un dedo de separación entre el elástico y los laterales. El bulto era bastante importante y tenía unas piernas fuertes y musculadas. Media un metro setenta y pesaba unos 50 kg.
    
    Nos caímos bien desde el principio, le molaban los osos cuarentones, grandotes y peludos. Congeniamos a las mil maravillas y fuimos planeando nuestro primer encuentro. Y mientras lo planeábamos pues nos íbamos calentando. Y llegó el punto en el que le dije que necesitaba reventarle el culo y me llevé un chasco. Era activo, sin negociaciones posibles, como yo. El destino era terriblemente cruel. La cosa se enfrió bastante. No tenía mucho sentido seguir hablando y lo dejamos ahí.
    
    Pasaron unos meses y nos volvimos a encontrar en otra página. Él no me reconoció, pero yo a él sí. Y se lo dije, nos seguíamos cayendo guay, risas, cachondeo… pero no íbamos más allá. Esta vez mantuvimos el contacto por unos días. Le tiré la caña varias veces y me respondía siempre de forma firme pero suave. Poco a poco, nos fuimos haciendo amigos. Y un día ...
    ... decidimos quedar. Total, dos activos pueden quedar para tomarse algo y si hay respeto no pasa nada. Quedamos en un bar de su ciudad, pues vivíamos a unos 30 km uno del otro. Estuvimos toda la tarde bebiendo cervezas riéndonos y la verdad es que no nos costaba estar juntos. Sin darnos cuenta se nos hicieron las 12 de la noche. Así que lo acompañé a su casa en el coche. Cuando iba a bajarse me pregunto que qué iba a hacer, no estaba muy bien para conducir. Le dije que me iba a un polígono y allí dormiría la mona. Se volvió a abrochar el cinturón y solo dijo “dale”.
    
    En el polígono aparqué y paré el motor. Bajé el respaldo y me recosté. Él siguió sentado, se giró ligeramente y me pregunto: —¿nos hacemos unas pajas? —estaba algo nervioso, supongo que tenía miedo de que intentara algo, apenas nos conocíamos.
    
    —Vale, dije yo, pero sin mariconadas —dije yo para intentar relajar un poco la tensión, a lo que él empezó a bajar el asiento para quedar los dos tumbados a la misma altura. Sería el alcohol o la situación o que empezó a sonar una balada apegalosa en la radio; pero a los dos nos entró un ataque de risa. Cuando por fin nos dejamos de reír nos empezamos a besar apasionadamente.
    
    Mientras nos besamos nos estuvimos manoseando bastante, le subí la camiseta y disfruté mucho manoseando sus abdominales perfectos, sus pezones que estaban duros como escarpias y sus besos eran profundos y húmedos. Le desabroche el pantalón y saque su polla con mucho esfuerzo. Él también sacó la mía y ...
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