1. Detrás de las redes


    Fecha: 16/07/2024, Categorías: Gays Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos

    ... empezamos a pajearnos. Estuve dudando durante unos segundos si dejar de besarlo y bajar a comerme aquella polla enorme y monstruosa que me estaba llamando a gritos. Pero desgraciadamente empezó a convulsionar y se corrió salvajemente, yo tampoco aguanté y me corrí. Nos quedamos turbados cada uno en su asiento, jadeantes y sudorosos. Y cuando nuestras miradas se volvieron a encontrar nos volvimos a reír.
    
    Después de aquello seguimos hablando, y quedó claro que teníamos ganas de seguir quedando. Planeamos otra cita para el siguiente fin de semana. Ese día solo nos bebimos una cerveza de cortesía en el bar que habíamos quedado y rápidamente nos fuimos al polígono en mi coche. Nos pusimos en el asiento de detrás y empezamos a morrearnos. Él llevaba un chándal y en un momento dado, apoyándose en el respaldo y levantando la cadera se lo bajo todo dejando su enorme polla libre, tome nota mental de llevar chándal la próxima vez que quedásemos. A mí me costó bastante bajarme los vaqueros.
    
    Cuando acabe de quitarme los pantalones, él me estaba esperando recostado contra la puerta con una pierna encima del asiento y tocándose la polla con la mano. Su sonrisa era un espectáculo y acepté con gusto su invitación. Me dejé caer con la boca abierta sobre su enorme miembro y empecé a comérmelo con gusto y ganas. Me folló la boca tanto como quiso. Yo le pasaba los labios por todo su tronco y con la punta de la lengua acariciaba aquel maravilloso glande. También me comí sus bolas, ...
    ... aproveché para tocar disimuladamente su perineo, pero todas las veces dio un respingo, indicándome que no era bien recibido en aquella zona. No sé cuánto duró, sé que disfruté todos y cada uno de los segundos que tuve aquella polla perforándome la boca. Finalmente, empezó a convulsionar y creo que me salió leche hasta por las orejas, porque todo aquello no me lo pude tragar.
    
    Me levanté aun relamiéndome la leche que tenía por todos los lados y él se abalanzó sobre mí besándome. Cuando consideró que estaba bien limpito, me empujó suavemente, con lo que quede en la misma posición que él estaba antes; pero en la otra puerta. Él se acomodó entre mis piernas y empezó a comérmela, nadie me ha comido la polla como él. Aguanté todo lo que pude pues me estaba llevando al cielo y no quería que acabase, pero finalmente ni todos los pensamientos sobre la compra, Mario Vaquerizo o la conservación de los acuíferos impidió que me corriera salvajemente. Recibió todos mis lefazos con esa sonrisa suya tan característica, se lo tragó todo y siguió jugando con mi glande con la punta de su lengua. Todo lo hizo de forma suave; pero poco a poco mi polla empezó a crecer nuevamente. Antes de que me diera cuenta estaba tan dura como antes y se la estaba comiendo con ganas. Nuevamente, hizo que me corriera en su boca, pero esta vez ni él pudo contener los ríos de leche, algunos colgajos quedaron pegados al techo, fue algo épico. Nunca me había corrido así.
    
    Durante 6 meses, estuvimos repitiendo esta ...