1. Nueva profesión


    Fecha: 18/07/2024, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    Esta historia está contada en primera persona por mi amigo Cornelio, aunque yo participé como observador en varios momentos (y como fotógrafo en la graduación).
    
    Cornelio conoció a Tere en un bar de la colonia Guerrero donde había una pequeña orquesta que tocaba muy bien y variado. Obviamente también había mujeres que servían de compañía de baile y de mesa, Tere era una de éstas. Es una tetona muy buena para el faje y sabe atender a los clientes del tugurio para beneficio del dueño del bar. “Ahorita hay que bailar y tomar”, me decía cuando quería meterle mano a su cuca. El “estira y afloja” lo administraba muy bien, provocándome para tomar mucho.
    
    Sabido es que a ellas les sirven sólo refresco y agua mineral con poco o nada de alcohol, pero al cliente se la cobran como una cuba fuerte. Por mi parte, una vez que nos servían, le cambiaba mi vaso a la puta que lo tomaba con gusto y a cada trago se ponía más arrecha todavía, dejándome meterle los dedos en la vagina y jugar con su clítoris.
    
    La elegí como compañía de copas pues me recordó a la puta de mi exesposa, sobre todo cuando me abrazaba acunando mi cara entre sus chiches. Ya calientes, ella se sacó una teta invitándome a mamar, ¡y claro que la mamé! Sus pezones guindas me invitaban al mezclarse los recuerdos de mi ex con las tetas abundantes y algo flácidas, de piernas flacas, pero bien torneadas.
    
    Tomamos, fajamos y bailamos hasta que nos avisaron que ya cerrarían el establecimiento.
    
    –¿Me vas a invitar a pasar ...
    ... la noche contigo, papito? –me preguntó la puta, antes de vaciar mi vaso de licor. Yo tomé muy poco, pero Tere se emborrachó al tomar las bebidas que a mí me dieron.
    
    –Vamos, si me dices tu nombre real –le dije dándole un beso tronado en los labios.
    
    –Me llamo Gloria, pero aquí me conocen por Tere –contestó dándome un apretón de verga en cada palabra que pronunciaba.
    
    –No se diga más, ¡vámonos! –le dije dándole una nalgada– “Cuídate, a veces te drogan para robarte”, me advirtió un compañero de farra en tanto que Tere fue por su abrigo, su bolsa y a cobrar lo de su “ficha”. “No parece ser de ésas, además de que está muy tomada”, le contesté a mi amigo cuando vi que Tere se aproximaba.
    
    –¿Algún lugar especial donde te gustaría estar conmigo? –le pregunté a la puta para sondear sus intenciones.
    
    –Yo atiendo a los clientes en el hotel que está a la vuelta, pero vamos a donde tú digas papito… –contestó con su voz ya pastosa.
    
    Cuando llegamos a mi automóvil, le abrí la puerta para que subiera. Una vez que se sentó, antes de que yo cerrara la puerta, se bajó pudorosamente la falda y me lanzó una sonrisa y un beso al aire. “¡Cómo se parece a mi ex!”, me dije al parárseme la verga.
    
    Ya en mi departamento, al quitarle el abrigo para colgarlo en el perchero, vi que Tere se quedó de pie viendo maravillada el panorama: libreros y libros por todas partes. Sin cerrar la boca por el asombro se acercó a leer los títulos de los lomos, deteniéndose en un librero donde estaban los de ...
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