1. Mi historia con una mujer maltratada (9)


    Fecha: 21/07/2024, Categorías: Hetero Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos

    ... maneras habidas y por haber. Yo no le hacía caso, simplemente miraba para un costado. La gente del local había llamado a la policía, pero nunca venía. Anen se extenuó, la saturó, se levantó de la mesa y le pegó una cachetada que sonó hasta en la esquina, casi lo deja sentado y dijo:
    
    —Dejános en paz a mí y a mi novio, ¡¡¿¿me escuchaste??!!.
    
    —Vámonos, Anen. No vale la pena, le dije.
    
    Juro que por primera vez yo era el que estaba más tranquilo al final de una situación así y… Anen se defendió por primera y me defendió a mí, que es mejor.
    
    Dejé plata en la mesa, correspondiente a las bebidas, la tomé del brazo y nos fuimos. Cuando salimos a la vereda, vimos un móvil de la cana estacionado en doble fila enfrente al bar, saqué rápidamente las llaves del auto de mi bolsillo. Abrí el coche, me subí, se subió ella, lo puse en marcha y arranqué.
    
    —¿Qué vamos a hacer ahora?
    
    —No sé, dije.
    
    —¿Sabés qué? Vamos a casa, pidamos delivery.
    
    —Sí, mejor.
    
    Eran las 10 de la noche de un domingo y todos los restaurantes estaban llenos.
    
    Estaba furioso y con nervios. Ella notó que yo estaba así y dijo:
    
    —Tranquilo, mi amor. No pasa nada.
    
    —¡¡Qué bronca!!, grité y golpeaba el volante con la fuerza de la palma de mi mano.
    
    —...
    
    Me vio con cara de: "Este chabón perdió la cabeza".
    
    —¡Nos sigue la desgracia!, ¿vos entendés eso?
    
    —Sí, pero tampoco es para calentarse de esa manera, tranquilízate.
    
    —Es que...
    
    Estacioné en el primer hueco que vi en la calle, apagué ...
    ... el motor y me puse a llorar, no de angustia, si no de impotencia. Ponía mi cara contra el volante y lloraba.
    
    —Eu, no te pongas así.
    
    —Una vez que... salimos de casa... vos y yo... para hacer algo diferente... nos pasa esto... no lo puedo creer...
    
    —Es entendible que te pongas así.
    
    —Claro que lo es.
    
    —¿Querés que maneje yo?
    
    —No.
    
    Giré la llave para encender el motor y prendió.
    
    —No podés manejar así.
    
    —Basta Anen, dejame manejar.
    
    Me temblaba todo. Conduje hasta casa, cuando llegamos, se bajó ella primero y luego yo. Entramos y subimos al ascensor. Mientras que estábamos en él, ella llamaba a una pizzería y pedía una pizza grande de muzzarela, jamón y morrón, que era lo que nos gustaba a los dos.
    
    Llegamos al departamento, abrió la puerta y accedimos. Dejé mi abrigo en una silla.
    
    —Me voy a bañar, me quiero sacar la mufa de encima, dije.
    
    —¿Querés que nos bañemos juntos?, preguntó.
    
    —No.
    
    —Dale, lo último que necesitás es estar sólo en un momento de calentura como este.
    
    —Ok, está bien.
    
    —Bueno, quítate la ropa.
    
    Empecé por el pantalón, saqué el botón y ella desabrochó la cremallera. Me tocó un poco por abajo del pantalón y por encima del bóxer.
    
    —Anen, no quiero...
    
    —Shhhh. Calláte y gozá el momento, dijo casi susurrándome al oído.
    
    Me sacó la remera lentamente y apretó delicadamente mi abdomen. No pude evitar soltar un gemido. Me tomó de la mano y me llevó al baño.
    
    Se desnudó poco a poco. Empezó por su buzo, luego siguió por su ...
«1234...»