1. En los ríos de la Patagonia


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Hetero Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos

    ... habitualmente, acusaba ya cierto descuido producto del viaje. Saboreé su vagina deliciosa, húmeda todavía con el agua fresca del río, pero también con sus fluidos cálidos. Jadeaba y gemía muy suave. En la penumbra vi su cabeza inclinada hacia atrás. Miraba al cielo estrellado. Con delicadeza, hasta casi con indiferencia, su cuerpo gravitó hacia el orgasmo. Este llegó en silencio, con sus piernas atrapando mi cabeza, con espasmos en su bajo vientre y su cuerpo arqueado hacia adelante. Me liberó del abrazo de sus muslos, y me incorporé, para abrazarla y besarla por primera vez.
    
    - ¿Lindo? -pregunte
    
    - Siii… - tiritaba en mi abrazo, ahora de frio.
    
    - Vamos al auto.
    
    Entramos a la parte trasera de mi SUV, la cual cerrada conservaba algo del calor de la tarde, y con el de nuestros cuerpos pronto tuvo una temperatura agradable. Encendí una pequeña luz a batería, y sobre la colchoneta que tenía extendida, nos quitamos el uno a lo otro lo que nos quedaba de ropa en el confinado espacio. Besé sus tetas pequeñas y sus pezones duros. Se acomodo abajo mío, y pronto estaba en su interior nuevamente, en un misionero lento y suave. Delicado, como su cuerpo y como su personalidad. No tuve noción del tiempo, pero en un momento sus piernas que envolvían mi cintura, sus brazos que envolvían mi espalda, y su bajo vientre que acogía el mío me contaron de su nuevo clímax. Hice una pausa, me salí y la puse boca abajo. De rodillas y horcajadas sobre sus muslos, con la zanja de sus piernas de guía y un poco de su ayuda, mi glande pudo ubicar de nuevo su entrada, y me volví a sumergir en el calor de su interior. En la tenue luz, saboreé con mi vista y con mis manos sus formas más hermosas, mientras mi pene aumentaba la frecuencia de los pulsos de placer que me enviaba, hasta que estos se fundieron en uno y me salí para dejarle mi eyaculación en sus nalgas. Nos dormimos, desnudos y abrazados, acunados por canto del río, y el silencio del bosque.
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