1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (7)


    Fecha: 26/07/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... dorada, engalanándosela; y el arco de sus cejas negras y anchas, ahora se destacan mucho más con algo de iluminación sobre sus dos hermosos ojos azules, enrojecidos un poco por haber llorado tanto.
    
    — ¿Qué me miras?... ¡Camilo no!… No me digas que tengo pegado un bichito raro, que me muero. —Niega con la cabeza y sonríe. ¡Me sonríe!
    
    Levanto mi copa y mirándola en voz alta digo: — ¡Salud!
    
    — ¿No que no teníamos nada por qué brindar? —Me contesta mostrando en su cara de mujer bonita, un semblante de extrañeza.
    
    —Pues cambie de opinión. Creo que si podemos brindar por nuestra infelicidad. —Le respondo y en seguida, Mariana, baja avergonzada su mirada.
    
    — ¿Sabes, Melissa? –Me mira y presta atención. – Han sido muchas noches de insomnio, tratando de dilucidar en qué te falté. Dando vueltas por esta zona, rodeando la piscina, yendo hasta el jacuzzi y luego venir a sentarme en los escalones, cuestionándome… ¿Que hice yo para perderte? —Y dicho esto, bebo hasta el fondo de la copa, atragantándome con el aguardiente hasta toser ligeramente.
    
    —No mi cielo, tu no hiciste nada mal. No te culpes. Fui yo, quien por una estupidez de mi parte te fallé y con mis actos, tiré por tierra tus sueños y los míos por igual. Tú me has dado todo, mi cielo. Me has hecho la mujer más feliz del mundo. Me has brindado todo tu amor, tu compañía, tu atención, nuestro hijo… Tú siempre me has consentido y hecho caso a mis deseos. —Camilo se pone en pie. Ahora deja sobre la mesa su libro y toma ...
    ... por el cuello, la botella de aguardiente. Se me acerca sin prisa para colmar de nuevo mi copa y se regresa en silencio para sentarse de nuevo, en espera de que yo continúe con mi confesión.
    
    —Pero… Quizás si sea esa tu única culpa. Has compartido mis sueños, intentando hacerlos realidad. Nunca te negaste a cumplir mis infantiles caprichos, respetaste mis pensamientos; nunca negándome nada, aun teniéndolo todo contigo. Como aquí, cuando los tres vivíamos felices en este edén. Estábamos tan bien, gozándonos esta paz y tranquilidad… Y por hacerme caso para que respondieras a esa llamada y luego presionarte para que aceptaras ese trabajo en Bogotá y mudarnos de nuevo… ¡Maldeciré por siempre ese día, mi amor! —Suspiro y hago una pausa, presiento que voy a volver a llorar.
    
    Y suena la siguiente canción. Ed Sheeran cantando «Perfect». Esa sí que me encanta, se escucha en la radio a todas horas y sé que a Camilo también le agrada, pues la tarareaba cuando trabajaba en el estudio de nuestra casa hasta bien entrada la madrugada, y al llevarle su taza de café, él dejaba lo que estaba haciendo para invitarme a bailar, sin importar que en el suelo, arrugáramos con nuestros pies descalzos sus detalladas perspectivas de exteriores en medios pliegos de cartulina durex, o los borradores de sus planos, elaborados en gruesos pergaminos.
    
    —Eres culpable de hacerme caso en todo lo que digo o quiero. Ese ha sido tu único error, mi vida. Ningún otro, lo juro. —Se lo digo mirándolo fijamente, él ...
«12...456...13»